No parece necesario subsidiar a las cadenas de base primaria, lo que el Estado debe asegurar son reglas de juego claras. J.REBELLA. EL PAÍS
Algunas cadenas agroindustriales de Argentina son muy dinámicas, con mucha presencia internacional, siendo verdaderos ejemplos las cadenas aceitera, vitivinícola, de frutas de pepita, mientras que otras se hallan más rezagadas, como son los casos de las cadenas molinera, porcina y de infusiones, señaló el magíster Juan Manuel Garzón, economista jefe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea. A continuación un resumen de la entrevista.
-¿Qué lectura hace de la performance que tuvo el agro argentino el año pasado?
-En líneas generales, puede decirse que 2011 fue un buen año para las actividades agropecuarias. Las condiciones climáticas fueron favorables, lo que permitió obtener buenos volúmenes de producción en casi todas las regiones del país. La producción agrícola nacional, básicamente los principales granos, alcanzó una nueva marca histórica de 95,5 millones de toneladas. Además, los precios internacionales alcanzaron valores récords. En el período enero-noviembre de 2011, el precio FOB en puertos argentinos de la tonelada de soja fue, en promedio, de US$ 510, ubicándose un 25% por encima del valor de 2010 y superando el promedio de 2008, que era el récord anterior. En el maíz, la suba fue aún más significativa en 2011, ya que cotizó a US$ 293 la tonelada, un 49% sobre el nivel del año precedente.
-¿Cuáles son las perspectivas de los precios de los granos a corto y mediano plazo?
-El panorama se presenta más complejo tanto para 2012 como para el mediano plazo. Los precios internacionales están desandando la suba de 2011 y volviendo a valores más normales. La soja cotiza a US$ 430 la tonelada a futuro (mayo 2012), un 16% menos que su valor promedio del año pasado. La cotización del maíz es de US$ 230 para la misma posición (mayo 2012), un 21% por debajo de su valor del año recién finalizado.
-¿Cómo prevé que evolucione el rodeo y la faena de ganado bovino en Argentina?
-El rodeo bovino suma actualmente unos 48 millones de cabezas, pese a que llegó a casi 59 millones en 2006-2007. La caída se explica por malas decisiones de política pública y problemas climáticos. Hoy la actividad empieza a recuperarse. Se ha liberado el mercado y los precios relativos -es decir, lo que vale el kilo de novillo en relación a otros precios de la economía- se hallan en niveles muy altos. Según las simulaciones que realizamos, el país logrará recomponer su rodeo bovino a los niveles de hace cinco años en 2015, siempre y cuando logre mantener una baja tasa de extracción en los próximos dos años. La faena en 2011 no superó los 11 millones de cabezas, cuando dos años atrás se faenaron 16 millones. Nuestras estimaciones indican que se volverá a esas cifras de faena en 2017-2018.
-¿Cuándo podrá Argentina volver a exportar carne vacuna?
-Se volvió a exportar carne vacuna en 2011, pero con bajos volúmenes y priorizando los productos y los mercados que más pagan, básicamente los cortes Hilton y cortes Premium. Si se hacen las cosas bien, en 2015 se podría alcanzar un volumen de exportaciones similar al de 2009, que estuvo muy cerca de las 700.000 toneladas de reses con hueso.
-¿Qué factores macroeconómicos afectarán el desarrollo del campo argentino este año?
-El desequilibrio macroeconómico en materia de precios internos es un gran problema. Si la inflación se mantiene por encima del 20%, lo que es un escenario probable, el efecto combinado de la inflación y la baja de precios internacionales reduciría sensiblemente la rentabilidad de la producción agropecuaria.
Otro de los factores que afectará la evolución de las actividades del agro será el costo del financiamiento. Todo indica que permanecerá alto en relación a lo observado en 2011. El costo del dinero ha subido debido a la inflación, pero también a las expectativas de devaluación. En las últimas semanas, las tasas activas de los bancos escalaron varios puntos porcentuales y no parecería que vayan a bajar en los próximos meses. Se ha abierto una brecha importante entre el tipo de cambio oficial y el dólar paralelo que, de continuar, mantendrá elevadas las tasas de interés.
Sojización
-Según diferentes analistas, la gran revolución de principios del siglo XXI en el campo argentino ha sido la expansión colosal de los cultivos de soja. ¿Cuáles han sido los efectos de este giro en la agricultura argentina?
-El boom sojero arranca a mediados de los años noventa de la mano de la soja transgénica que es resistente al glifosato y de la aplicación de la tecnología de siembra directa, también llamada labranza cero. Este fenómeno se ha acentuado en el siglo XXI. Actualmente, la soja ocupa un 70% de la superficie agrícola trabajada en cultivos anuales.
La oleaginosa ha avanzado sobre tierras de tradición agrícola y también sobre nuevas zonas productivas del país. Hoy se siembran 18,5 millones de hectáreas, cuando a comienzos de la década del ochenta las tierras asignadas no llegaban a las 2,5 millones de hectáreas. Ha desplazado básicamente a las pasturas en las zonas de la región pampeana (Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe), y a cultivos regionales y/o bosques naturales en regiones con menores condiciones productivas (Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Chaco, etc.).
-¿Cómo se explica este avance de la soja?
-La soja se ha hecho fuerte a nivel mundial, impulsada por cambios tecnológicos y la demanda de China. Luego de la colza es el cultivo de mayor crecimiento en producción en los últimos treinta años, habiendo registrado un aumento promedio del 4% anual entre 1980 y 2010. Podría decirse que la "sojización" es un fenómeno mundial, que tiene sus particularidades en cada región productiva del mundo. Su paquete tecnológico ha mejorado sensiblemente, simplificando las labores de los productores y permitiendo llegar a zonas con menores condiciones agrícolas.
-¿Considera conveniente la sojización del agro?
-Si bien la soja ha sido una fuente importantísima de generación y distribución de riqueza, el monocultivo tiene sus riesgos, tanto de mercado como, en particular, ambientales y de sustentabilidad del recurso tierra.
El riesgo de mercado tiene que ver con la posibilidad de un cambio adverso en la cotización de la oleaginosa. Si bien los precios internacionales de los commodities agrícolas tienden a moverse en bloque -suelen subir o bajar al mismo tiempo, aunque no con la misma intensidad-, en caso de que alguno de los fundamentos del mercado de la soja llegara a debilitarse, particularmente la demanda china, su precio probablemente caería un poco más en relación al valor de otros granos.
Pero el riesgo principal es el agotamiento de la capacidad productiva de los suelos por un manejo pobre en materia de rotación de cultivos. De acuerdo con los estudios realizados, se requiere la rotación de cultivos para preservar las mejores condiciones productivas de la tierra.
-¿Qué proporción del volumen cosechado de soja se procesa en Argentina?
-El 80% de la soja que se produce en Argentina se procesa en el país, convirtiéndose en harina y aceite de soja. Además, desde hace algunos años, un porcentaje importante del aceite de soja se destina a la producción de biodiesel.
PEA 2020
-¿Existe algún proyecto de modelo de crecimiento agroindustrial que tenga hoy un cierto consenso entre el gobierno y el campo?
-A partir del Plan Estratégico Agroalimentario 2020 (PEA 2020) elaborado por el Poder Ejecutivo en el período 2010-2011, donde se define la intención de volver a posicionar al país como un actor relevante en el comercio internacional de alimentos, creo que se han vuelto a juntar los caminos del gobierno con los de la dirigencia privada, al menos en lo que hace a una visión común respecto de los destinos del sector. Sin duda, se trata de un viraje no menor dado que, hasta la adopción de este plan, el énfasis del gobierno estaba puesto más en la defensa del mercado interno que en el estímulo a la inserción externa de la producción.
-¿De qué forma el nuevo gobierno estimulará la producción agroindustrial?
-Lo que la nueva administración, que es continuidad de la anterior, no ha expresado por ahora son los medios o instrumentos que utilizará para lograr los nuevos objetivos enunciados y compartidos del PEA 2020. No ha habido pronunciamientos o novedades respecto a si se seguirán aplicando las mismas políticas que antes, o si se ingresará a una nueva fase.
-¿Qué opina el sector privado de los grandes lineamientos del PEA 2020?
-La dirigencia privada disiente con varios instrumentos que fueron aplicados en los últimos años con intención de aislar o separar lo que sucedía en los mercados internacionales con lo que pasaba en el mercado interno. Políticas como el cierre de exportaciones a la carne (2006), los derechos de exportación móviles (2008), los precios máximos en la exportación de lácteos (2007-2008), el exceso de burocracia en el proceso exportador (registros no automáticos), fueron medidas duramente criticadas y no compartidas. Se supone que bajo los nuevos objetivos enunciados, ese tipo de políticas no deberían volver a aplicarse y que el Estado tratará de facilitar y no limitar las exportaciones.
Agroindustrias
-¿Qué cadenas agroindustriales están más avanzadas y son un ejemplo para el resto del campo y de la industria?
-En los últimos dos años, el IERAL de la Fundación Mediterránea estudió 16 cadenas, mayoritariamente de base primaria, habiéndose encontrado diferencias importantes en los estadios de su desarrollo. Algunas son muy dinámicas, con mucha presencia internacional, siendo verdaderos ejemplos las cadenas aceitera, vitivinícola, de frutas de pepita, mientras que otras se hallan más rezagadas, como son los casos de las cadenas molinera, porcina y de infusiones.
-¿A qué áreas deberán dirigirse los esfuerzos de los sectores tanto privado como público para incorporar valor agregado a los productos agropecuarios argentinos en el transcurso de esta década?
-Esos esfuerzos deberán dirigirse a que, en primer término, las cadenas de transformación de commodities crezcan en escala. Segundo, las empresas deben contar con capacidad para llevar adelante procesos de innovación y ser protagonistas del cambio tecnológico.
Tercero, se debe avanzar en la adopción de buenas prácticas de manufactura, sistemas de control de riesgos y puntos críticos, certificación de normas de calidad, procesos de mejoras continuas, etc.
Por último, pero no menos importante, es preciso que se generen valores intangibles, desarrollando atributos subjetivos en los productos. Para ello, se deben fortalecer las cadenas en lo que hace a marcas, envases, denominaciones de origen, etc.
-¿Implican los esfuerzos del sector público la concesión de subsidios?
-No creo que sea necesario subsidiar a las cadenas agroindustriales. Lo que el Estado debe asegurar son reglas de juego claras, estabilidad macroeconómica, financiamiento en condiciones internacionales en cuanto a plazos y tasas, suficiente infraestructura, una buena inversión en capital humano y facilitar el proceso exportador en todo lo que esté a su alcance, lo que incluye desde abrir mercados hasta devolver impuestos en tiempo y en forma.
-La producción agropecuaria en los países de la Cuenca del Plata se ha caracterizado por ser poco intensiva en mano de obra. ¿En qué medida el crecimiento proyectado para las cadenas agroindustriales tendrá incidencia en materia de empleo en la República Argentina?
-De acuerdo con los escenarios construidos por IERAL, si se ponen en valor las 16 cadenas estudiadas, en su mayoría agroindustriales, se podrían generar unos 2,8 millones de nuevos puestos de trabajo al año 2020, incluyendo empleos directos de la cadena como indirectos. No se trata de una cifra menor, representa casi la mitad de los puestos de trabajo que genera el sector privado formal de la Argentina.
Perjuicios por trabas a las exportaciones del campo
-¿Qué efectos han tenido -y siguen teniendo- ciertas medidas regulatorias, impositivas y de controles de precios que las administraciones más recientes han aplicado sobre la producción agropecuaria en Argentina?
-En estos últimos años, los mercados más intervenidos han sido los de la carne bovina, el maíz y el trigo. En estos tres casos la producción ha disminuido o se ha mantenido constante en dicho período a pesar del excepcional contexto internacional en materia de precios, que han registrado récords en varias producciones. La penalización a los cereales ha beneficiado las actividades que se encuentran al final del proceso agroindustrial (molinos, granjas de producción de carnes, etc.). Sin embargo, ha sido tan volátil la política pública y tan cambiantes e inconsistentes las reglas de juego, que la ventaja de tener una materia prima barata en el mercado interno fue en general pobremente aprovechada.
-En el caso particular de la carne, ¿se justifica la pérdida de mercados tradicionales en el exterior a cambio de abastecer plenamente al mercado interno?
-En un país que consume más de 100 kilos de carne por habitante al año -en promedio, tomando los tres tipos de carnes: vacuna, aviar y porcina-, no existe ninguna razón para trabar las exportaciones cárnicas. Este tipo de medidas resiente la confianza de los productores, frenando la inversión, y también la de los compradores en el exterior, quienes privilegiarán a proveedores más confiables.
Por estas medidas, más una sequía muy agresiva, Argentina perdió más de 10 millones de cabezas de su rodeo bovino. Los precios internos lograron contenerse solo por un par de años. Actualmente, la carne vacuna vale más en el mercado interno argentino que en cualquier país vecino; pero, lamentablemente, tenemos un rodeo que es un 20% menor al que teníamos hace cinco años.
Precios internos subieron pese a las retenciones
-¿La aplicación de retenciones a las exportaciones de bienes primarios abarató el costo de la "canasta familiar"?
-No conozco estudio alguno que haya medido la importancia de las retenciones para contener los precios en el caso argentino. Pero existe un elemento objetivo como para dudar de la eficiencia de esta política cuando se buscan objetivos antiinflacionarios. A pesar de las retenciones, las mediciones de precios de organismos públicos provinciales -como es el caso del gobierno de la provincia de Santa Fe- muestran que los precios de los alimentos se han movido más rápido que los precios de los otros componentes de la canasta básica en estos años.
-Pero, ¿no se evidenció una baja de los precios de algunos alimentos luego de imponerse o aumentarse las retenciones?
-Cuando se aplica la retención se logra quizás un efecto sobre el precio del producto que es directamente gravado o del producto que utiliza un insumo gravado; pero, luego, los precios vuelven a determinarse en función de condiciones de oferta y demanda. Salvo un esquema que se aplique con alícuotas móviles, un derecho de exportación solo puede contener "una vez" la suba de precios. Si persisten los factores que empujan los precios al alza, el derecho de exportación resulta totalmente ineficaz para frenar ese aumento.
-¿Cuál es la magnitud de ese efecto "de única vez" de las retenciones?
-Dependerá de la alícuota aplicada, de si se grava el producto final o un insumo, de la "exportabilidad" del producto gravado, de la incidencia de los costos de comercialización y los impuestos a los productos, etc. Los efectos serán mayores cuanta más alta sea la alícuota, se grave el producto final, se trate de un producto muy transable y sea baja la incidencia de los costos de comercialización y transporte interno y de la carga impositiva. En síntesis, es posible que las retenciones hayan tenido algún impacto sobre el nivel de precios; pero, si lo tuvieron, fue pequeño y de "una vez".
Ficha técnica
Juan Manuel Garzón, argentino, 37 años, es licenciado en economía egresado de la Universidad Nacional de Córdoba y magíster en la misma disciplina de la Universidad del CEMA de Buenos Aires. Desde 1998 es investigador del IERAL de Fundación Mediterránea, especializado en temas de desarrollo económico, finanzas públicas y economía agraria. Es responsable del Informe de Coyuntura Económica de la provincia de Córdoba desde 2003. Es profesor de la Universidad Nacional de Córdoba en el área de Finanzas Públicas.