Síntesis: Una economía no apta para impacientes.
Los fundamentos de la economía argentina han mejorado en forma significativa, haciendo que los déficits gemelos apunten en 2019 a recortarse a una cuarta parte (el externo) y a dos tercios (el fiscal, incluyendo intereses) respecto de 2018, habiéndose revertido el exceso de pesos que complicó el manejo de la macro desde 2015, fenómeno que se expresa en un tipo de cambio reptando en torno a la banda inferior. Del otro lado, se tiene, en el sector real de la economía, una caída del PIB que en el cuarto trimestre de 2018 habría sido de 6 % interanual, y la influencia negativa de las elevadas tasas reales de interés. Sin embargo, el ajuste no ha sido en vano, ya que la desaceleración de la inflación está ayudando a una mejora en las expectativas, permitiendo pensar en un piso más firme para la caída del consumo. Se sabe que la inversión será en 2019 un lastre para el nivel de actividad pero, con su trayectoria ascendente, las exportaciones apuntan a jugar su rol compensador.