Síntesis: Se rediseña el programa con el FMI.
Aunque todavía no formalizado, hay un rediseño del programa acordado con el FMI, que incluye novedades tales como la utilización de reservas para desarmar el stock de Lebacs en manos de particulares, un aumento de la presión impositiva sobre el sector exportador (nada aconsejable, subproducto de la falta de avances por el lado del gasto público en los primeros dos años de gestión) y un relajamiento del compromiso del Tesoro de rescatar deuda intransferible en manos del Banco Central. En el memo que tiene vigencia desde junio se había incluido una cláusula para "situaciones disruptivas" y la crisis de Turquía parece haberla gatillado. Pero también han sido determinantes las dificultades para renovar vencimientos locales de deuda y una recesión que se anuncia mayor a la prevista por el gobierno, que habrá de afectar la recaudación tributaria. El giro en el plan afrontó su primer test en la semana que pasó, cuando se liberaron al mercado 137,6 mil millones de pesos derivados de Lebacs no renovadas, y el resultado ha sido positivo: frente a una demanda potencial de 4 mil millones de dólares, el Banco Central sólo vendió una cuarta parte de esa cifra, aunque cierto es que hubo un endurecimiento adicional de la política monetaria. El riesgo país comenzó a bajar, ayudado también por el refuerzo de las reservas del Banco Central, de la mano de un tramo adicional del swap con China por 4 mil millones de dólares, y de una posible renovación del segmento original, de 11 mil millones.