Síntesis: Costo argentino, ese monstruo de siete cabezas.
Es probable que Hércules, de poder elegir, hubiera preferido enfrentarse a la Hidra de Lerna, una monstruosa serpiente acuática a la que la mitología le atribuyó siete cabezas, antes que acometer con el “costo argentino”, una tarea tan difícil como relevante para el país. La capacidad de competir y atraer inversiones está jaqueada por la incidencia de la logística, industrias del juicio varias, altísimos impuestos, trabas burocráticas, duplicación de gastos y demás. La falta de preocupación del gobierno anterior por la productividad acentúo muchos de estos problemas, y ahora que se intenta removerlos aparecen múltiples focos de resistencia, todo en un contexto en el que el enorme déficit fiscal financiado con endeudamiento externo comprime al tipo de cambio por debajo de su “valor de equilibrio”. Este cuadro de situación no es gratuito en términos de crecimiento. Transportar productos locales al puerto de San Pablo en un contenedor cuesta cinco veces más que hacerlo desde Europa, por lo que no sorprende que la participación de la Argentina en el comercio mundial se haya achicado de modo dramático, fenómeno que obtura por diferentes vías los mecanismos que alimentan la inversión, la productividad y los ingresos de la población.