Luego de sumar el viernes la sexta semana bajista consecutiva, la soja volvió a caer este lunes en Chicago, en pleno avance de la cosecha de Brasil, donde todavía persiste la incertidumbre sobre el número final con el que terminará la campaña 2023/2024, tras el prolongado déficit hídrico que afectó los cultivos en el centro-norte del país y la llegada tardía de las lluvias.

El contrato marzo cerró a u$s438,81 mostrando así un retroceso de u$s5,51 respecto al cierre del viernes, mientras que el contrato mayo terminó la rueda de este lunes a u$s442,76 con una caída de u$s4,14 en comparación con el cierre previo. De esta forma el precio internacional de la oleaginosa alcanzó el mínimo en dos años; una mala noticia de cara a la próxima cosecha argentina de la que se esperan más de 50 millones de toneladas, según el relevamiento de las Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

En este contexto, desde la consultora Granar explican: "Con menos énfasis que en las ruedas precedentes por el tiempo seco y caluroso que se viene registrando, Argentina se sostuvo dentro de los fundamentos bajistas por las buenas perspectivas para su cosecha".

La campaña gruesa local marcha muy bien, al punto que se aumentaron estimaciones de producción, aunque las dudas aparecen de la mano del clima cálido y seco. Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, explica que la semana pasada fue la primera de este verano con seca y con calor en aumento, “pero falta la que está iniciando. Si bien los pronósticos apuntan a que las lluvias volverán la semana que viene, no podemos dejar de mencionar cierta preocupación, especialmente por soja y maíz tardío. El de primera tiene ya una muy buena base de productividad".

Interrogantes locales

En el mercado local las ventas anticipadas de cara a la próxima cosecha comenzaron a ralentizarse, porque los productores miran con recelo el incremento de la brecha entre el dólar oficial y los paralelos, un factor clave que puede incidir directamente en la liquidación de la cosecha y lógicamente en el ingreso de dólares.

Al respecto el economista Salvador Di Stefano detalla: "En la medida que los precios sigan bajos, el productor demorará la liquidación esperando una suba de precios que le mejore la rentabilidad, o eventualmente una mejora en el tipo de cambio que le licue costos pasados".

Respecto a la liquidación a partir de abril próximo el economista adelanta: "Se podría liquidar un 50% de la cosecha de soja o algo menos en los meses de abril, mayo y junio, el resto se va a ir liquidando en el tiempo. En maíz se liquidaría un 25% en ese trimestre, el resto más adelante. Por otro lado, hay un pronóstico climático poco claro para la campaña 2024/25, por ende, el ahorro en mercadería pesara en las decisiones de los productores".