También hubo alivio por la designación de Capitanich y muchas dudas por la de Kicillof. SILVIA NAISHTAT. LA NACIÓN

Estaban sentados juntos en el vuelo de regreso que los traía desde Vietnam. Fue el último enero y con el índice levantado Guillermo Moreno miró fijo a Miguel Ponce, gerente de la Cámara de Importadores: “No te preocupes más, boludo, este es un año electoral y te voy a autorizar todo. Ya vas a ver, será una fiesta”.

Pero lejos de la fiesta prometida, Ponce contó anoche a Clarín que 2013 fue el más duro en materia de trabas a las importaciones y, aunque no es partidario de una apertura ingenua, señala que ya es hora de un comercio exterior inteligente. Además de los importadores hay numerosos sectores empresarios que sufrieron la gestión Moreno como si estuviesen dentro de una olla a presión.

“Qué buena noticia”, exclamó sin disimulo Víctor Tonelli, referente de la industria frigorífica al recordar que en abril de 2006 el secretario inició una política que lo llevó a convertirse en el dueño del negocio. “Hoy c onsumimos menos carne, tenemos menos ganado y se derrumbaron las exportaciones ”, ejemplificó.

Por cierto, desde que se anunciaron los cambios en el gabinete muchos daban por hecha la salida de Moreno. “ No podía convivir con Capitanich”, dijo un banquero que admitió, sin embargo, que lo había tomado por sorpresa. “Cuando vi los símbolos que Cristina había elegido en el video, el perro que le regaló el hermano de Chávez, las flores que le había enviado Hebe Bonafini y el pingüino militante, pensé, vuelve más radicalizada. Creo que me equivoqué”, se entusiasmó.

En los bancos añadieron que Moreno iba a chocar también con Juan Carlos Fábrega, ahora en el Banco Central y a quien le reconocen pocos saberes en materia económica y buena cintura en el manejo con las entidades. Fábrega había llamado a varios, antes de conocerse la salida de Moreno: “Soy de los que admiten la inflación. Me voy a reportar directamente a Cristina ”, revelaron a este diario en una entidad.

Para Luis Etcehvehere, titular de la Sociedad Rural, comienza abrirse una nueva oportunidad con la partida del funcionario “que más daño le hizo al campo.

Hay que observar cómo les fue a nuestros vecinos y cómo les está yendo para darse cuenta”, dijo a Clarín.

En la Unión Industrial su salida fue festejada. Moreno intentó varias veces dividir internamente a la UIA, además de impulsar alternativas como la CGE que dirige su amigo Ider Peretti. Claro que a la hora de las declaraciones optaron por la cautela.

El vice de la entidad José Urtubey que había empujado al mediodía una declaración para saludar el retorno de Cristina, señaló por la noche a este diario: “No es un tema de personas, es un tema de políticas”.