27/03/2017

La reacción del agro puede dar todavía mejores notas

El sector reaccionó con mayor producción, molienda, exportaciones e inversiones, como los 27 mil millones de pesos que la industria oleaginosa y cerealera comenzó a radicar con ampliaciones en la zona portuaria de Rosario. AGROVOZ

Los analistas y referentes que concurrieron a la primera Jornada Agrovoz del año en Córdoba no dejaron dudas y ratificaron el envión del complejo agroindustrial en estos 15 meses que transcurrieron desde el cambio político y de rumbo económico en el país.
El sector reaccionó con mayor producción, molienda, exportaciones e inversiones, como los 27 mil millones de pesos que la industria oleaginosa y cerealera comenzó a radicar con ampliaciones en la zona portuaria de Rosario (ver información en la página 10).
Esa reacción se observa en la compra de maquinarias y de vehículos, mencionó el presidente de la Bolsa de Cereales de Córdoba Luis Macario quien, no obstante, subraya que el país “no transita en un lecho de rosas”. Esto, debido a que las soluciones mágicas no existen y a que los desequilibrios no desaparecerán de un día para el otro. En este ítem se anota el control de la inflación, la adecuación de tarifas, junto con la mejora de diferentes indicadores sociales.
Desde la industria molinera se comenzó a preparar el terreno para responder a la reactivación de la producción de trigo. Si se hacen bien los deberes, con una gestión público-privada, esta cadena estaría en condiciones de generar 180 mil nuevos empleos, según el diagnóstico que aportó Diego Cifarelli, presidente de la Federación de la Industria Molinera (Faim).
“La industria es el turbo que le da potencia al motor”, graficó, para indicar como ejemplo que en la provincia de Córdoba se instalaron siete molinos nuevos, con lo que se impone una estrategia para exportar más harina y derivados. En el futuro cercano, la producción nacional de trigo llegará a superar pronto los 20 millones de toneladas. El consumo doméstico también está siendo alimentado por 35 mil panaderías, mientras que aparecen nuevos formatos con cafeterías que diversifican el menú de los panificables.
“Si para el próximo bienio la industria automotriz se fijó la meta de producir un millón de vehículos cada año, nosotros podemos proponernos exportar dos millones de toneladas de harina por temporada, para un mundo que necesita alimentos”, compara Cifarelli.
Luis María Urriza, subsecretario de Agricultura de la Nación, apuntó que desde la cartera agroindustrial se impulsa una nueva ley de fertilizantes para apuntalar el nuevo “mix” entre gramíneas, cereales y oleaginosas. La estrategia de equilibrar la canasta agrícola con más maíz y trigo, entre otros cultivos, presentará más temprano que tarde nuevos desafíos cuando a principios de 2018 continúe el cronograma de reducción de retenciones a la soja.
Marcar la cancha
Enrique Erize, analista de Nóvitas, coincidió con el referente molinero respecto de una política activa, por ejemplo para mejorar el diferencial cambiario de esta industria para exportar. Al cabo de varios viajes por el mundo, en particular por China, advirtió que el Gobierno “debe marcar la cancha” porque el trigo no se vende solo y no hay en la escena global tanta libertad de mercados como se podría suponer. La opción es “libertad de mercados o intervenir con inteligencia”, opinó. Entre algunas opciones a la vista, el analista planteó elevar el cupo de biodiésel en el gasoil (que insumiría siete millones de toneladas más de soja) y una rebaja impositiva para la inversión avícola a más de 300 kilómetros de puerto. Sería un verdadero “grainstorming” en la Argentina que nos conviene, opinó.