La Comisión Europea deberá tomar hoy una decisión sobre si aprueba la renovación de la licencia otorgada al glifosato, para que pueda seguir siendo usado durante 10 años más. Se requiere al menos la aprobación de 16 países de los 28 que integran ese órgano o, lo que es lo mismo, el equivalente al 65% de la población total del continente europeo. AGROVERDAD
En el momento crucial, Francia, Austria e Italia estarían en el bloque de las naciones que se oponen a una extensión por una década de la autorización de uso: previamente representantes de esos tres estados han anunciado que su posición es por el no.
La decisión que hoy se adopte en Europa seguramente proyectará su repercusión a otras latitudes, por caso, en la Argentina.
Esta semana, el parlamento europeo (la Eurocámara) votó una moción dirigida a la Comisión Europea, que se ocupa de las aprobaciones de productos como el glifosato, a fin de que adopten las medidas necesarias para eliminar gradualmente la sustancia activa del herbicida en territorio de la Unión Europea y se deje de utilizar a más tardar el 15 de diciembre de 2022. Esa comunicación fue aprobada por 355 votos a favor, 204 en contra y 111 abstenciones. Cabe tomar nota de que esa votación no es vinculante, o sea, no obliga a la Comisión.
Como en otras partes del mundo, los cuestionamientos al glifosato están sostenidos por argumentaciones en el sentido de que es, supuestamente, dañino para la salud, lo cual no ha podido ser científicamente comprobado.
A mediados de 2015 la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (Iarc), organismo que depende de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ubicó al glifosato en categoría 2 A, como una sustancia con potencial riesgo cancerígeno. Pero después, ha sido motivo de controversias, habiendo habido tanto pronunciamientos en el sentido de que es riesgoso como de no que no representa peligro cancerígeno.