07/10/2019

En Europa, el cambio climático se mitiga con prácticas argentinas

Pese a las críticas que recibió Argentina por su conducta ambiental, en Europa aconsejan prácticas agrícolas que en el país se usan desde hace más de 30 años. AGROVOZ

Alejandro Rollán

El cambio climático se ha convertido en los últimos días en un tema del que muchos hablan, pero no todos están comprometidos a mitigarlo.
Más allá de la acusación directa que la activista sueca Greta Thunberg hizo sobre Argentina y Brasil, por considerarlos entre los cinco países más contaminantes del planeta, en Europa (donde están las otras tres naciones criticadas: Alemania, Francia y Turquía), hay organismos que sugieren imitarlos.
Esa emulación es en el uso de algunas prácticas que se aplican desde hace más de 30 años en la agricultura nacional y que han contribuido a reducir los efectos negativos del clima.
La Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA, según sus siglas en inglés) publicó recientemente un extenso informe sobre cómo los cambios en la temperatura y en las precipitaciones ya están influyendo en los rendimientos de los cultivos y en la productividad del ganado europeo.
El informe del organismo, cuya labor es ofrecer información sólida e independiente sobre el medio ambiente, también contiene la estrategia de la Unión Europea (UE) para apoyar medidas y permitir su adaptación a nivel de productores.
Efectos en Europa
El cambio climático afecta a la agricultura de varias maneras. La alteración en la temperatura y en los registros de lluvias, así como los fenómenos climáticos extremos, ya están influyendo en la productividad agropecuaria.
Las condiciones climáticas también afectan la disponibilidad de agua necesaria para el riego, las producciones de carne y de leche, el procesamiento de productos agrícolas y las condiciones de transporte y almacenamiento.
Se prevé que el calentamiento global va a reducir la productividad de los cultivos en regiones del sur de Europa y mejorará las condiciones agrícolas en el norte del continente.
Si bien algunas zonas del norte pueden experimentar temporadas más favorables para los cultivos en el futuro, se estima un aumento en el número de eventos extremos que afectarán en forma negativa a la agricultura.
El informe ambiental advierte que habrá una pérdida de superficie agrícola, que se atribuye en forma especial a la expansión urbana tanto en edificios como en nuevas carreteras.
Esta transformación en el uso del suelo representa un riesgo para la capacidad de recuperación del ecosistema, en un escenario de cambio climático. Un ejemplo de ello será la menor capacidad para hacer frente a las inundaciones, debido a la pérdida de superficie para la retención de agua y para la fijación de carbono.
La recta argentina
Entre las acciones que se prevén a nivel de establecimientos para mitigar el impacto del cambio climático, la agencia europea recomienda algunas herramientas que en la Argentina tienen más de 30 años y que son de uso masivo.
Entre ellas figuran la implementación de cultivos de cobertura, una práctica que mejora la captura de carbono y, en especial, la siembra directa o labranza mínima asociada a la diversificación y rotación de cultivos.
Para la EEA, la labranza cero induce cambios positivos en la estructura del suelo, genera materia orgánica y disminuye los efectos de la erosión tanto eólica como hídrica. Cualidades que los productores argentinos tienen probadas desde hace ya varias décadas y que los convierten en referentes mundiales.
En ganadería, la recomendación es también aplicar estrategias que en Argentina ya fueran adoptadas con éxito, como el manejo del pastoreo para ayudar a reducir la suelo degradación, aumentar la biomasa en pastizales y mejorar la salud animal.
Nunca está mal copiar lo que es bueno; al menos así lo están entendiendo algunos europeos.