07/10/2019

El etanol de maíz y la necesidad de una verdadera política de Estado

Tanto Estados Unidos como Brasil han considerado la producción de etanol como un tema fundamental. En cambio, Argentina se debate internamente entre los intereses de las petroleras y la industria automotriz. AGROVOZ

Pablo Adreani

Estados Unidos se dio cuenta de que si no generaba una nueva demanda doméstica y externa para absorber los excedentes de su producción de maíz, el aumento en las existencias finales más temprano que tarde iban a generar una sobre oferta mundial ¿La consecuencia?, una drástica baja en los precios internacionales y locales y la quiebra de los productores de maíz americano.
Esta es la clave de la política aplicada por los Estados Unidos: promover el consumo del mercado interno, a partir de la utilización de maíz para producir etanol. El objetivo es generar demanda adicional y evitar la baja de los precios por sobre oferta.
En el caso de nuestro país, donde las principales plantas procesadoras de etanol se ubican en la provincia de Córdoba, cobra mucho más importancia la generación de productos con mayor valor agregado. Debido a la desventaja geográfica que implica la distancia a los puertos de exportación de maíz y el mayor precio del flete.
Si bien la industria de etanol en Estados Unidos se inició en la década de 1980, fue a partir de 2000 cuando el país redobló esfuerzos y lanzó una estrategia de producción de etanol. La presión internacional para reducir los gases de efecto invernadero (GEI), que produce el consumo de los combustibles fósiles, fue la excusa ideal para Estados Unidos para desarrollar una sólida industria de producción de etanol a partir del maíz.
Al día de hoy existen en Estados Unidos 198 plantas de etanol que consumen casi 140 millones de toneladas de maíz por año, sobre una producción total de 350 millones de toneladas, un consumo equivalente al 40 por ciento de la cosecha. El corte obligatorio en Estados Unidos llega al 15 por ciento y no lo aumenta debido a que no tienen suficiente oferta interna de maíz.
Mapa mundial
En el caso de la Argentina existen siete plantas productoras de etanol a partir del maíz, con un consumo anual de 1,2 millones de toneladas equivalente al 2,4 por ciento de la producción.
Brasil es segundo país productor mundial de etanol, en este caso a partir de caña de azúcar, y concentra el 30 por ciento de las exportaciones en el comercio mundial.
En el caso del Brasil, el corte obligatorio llega al 27,5 por ciento, mientras que en Argentina estamos en 12 por ciento.
Como se puede apreciar, tanto Estados Unidos como Brasil han considerado la producción de etanol como una política de Estado. Y le ha dado exitosos resultados tanto como productores de biocombustibles, para abastecer su mercado interno, como para tener una fuerte presencia como exportadores en el mercado mundial
En cambio, Argentina se debate internamente entre los intereses de las petroleras y la industria automotriz, que han logrado frenar el aumento del corte obligatorio y la actualización de los precios. Todo ello por sobre la política de Estado que dio origen inicial a las inversiones efectuadas por la industria nacional.
Actualmente, el precio del etanol de maíz fijado por el Gobierno para las entregas en el presente mes es de 24,635 pesos por litro, lo que implica un atraso del 25 por ciento con respecto al precio de 32 pesos si se considera el ajuste por inflación y la aplicación de una fórmula que considere la amortización de las inversiones. Hoy con el precio actual es imposible que se puedan generar nuevas inversiones, y la industria pasa por un momento de muy ajustada rentabilidad.
La producción de etanol a partir de maíz, el aumento del corte obligatorio y la actualización de los precios debería ser prioridad una política de Estado por varias razones.
En primer lugar, porque impulsaría una mayor producción de maíz en zonas alejadas de los puertos, un aumento de la capacidad instalada vía mayores inversiones en plantas de etanol y un posible escenario de aumentar las exportaciones no solo del biocombustible sino también de sus subproductos, como la burlanda que se utiliza como alimento para consumo animal.