Afirman que el Gobierno garantiza a molinos y exportadores comprar barato el cereal. Y pierden los productores. Por Matías Longoni | CLARIN
La apertura de escasas 500.000 toneladas de trigo para la exportación fue recibida de muy mal modo por las entidades rurales. La decisión, anunciada por el ministro de Economía, Axel Kicillof, podría marcar el reinicio de hostilidades entre el gobierno y el sector rural luego del recambio de Gabinete y el alejamiento del secretario Guillermo Moreno. En rigor, desde la Mesa de Enlace lanzaron ayer mismo la amenaza de nuevas asambleas de productores.
Eduardo Buzzi, titular de la Federación Agraria, criticó fuerte al gobierno por extender la política de cupos para distribuir la producción triguera entre molinos y exportadores. Argumentó que con ese esquema, desde 2006 “ le transfirieron ganancias fenomenales del bolsillo del productor a seis o siete exportadoras multinacionales, que se quedaron con 7.000 millones de dólares comprándole barato a los productores y vendiendo en algún momento al mercado internacional, todo eso con el pretexto de la mesa de los argentinos”.
En la misma línea, el presidente de Coninagro, Carlos Garetto, aseguró que se trata de una “intervención distorsiva en el mercado ” pues, “por miedo a que le falte trigo lamentablemente el Gobierno está generando un mecanismo que hace que el productor deje de sembrar porque el precio se deprime”. Su par de CRA, Rubén Ferrero, añadió que este camino empeora la situación: “Si seguimos con esta lógica, la superficie sembrada de trigo en 2014 va a ser inferior a la del año pasado, y por ende la cosecha también será inferior”.
La reacción de los ruralistas era previsible, pues desde hace años vienen reclamando que el mercado de trigo vuelva a funcionar como antes de la intervención de Moreno. Es decir, una vez que llegaba la cosecha, molinos y exportadoras pujaban por el grano disponible. Ahora, en cambio, uno y otro sector saben que tendrán cupos asegurados, no se apuran a comprar y deprimen los precios, desalentando al productor.
En el propio Gobierno muchos opinan que había que corregir estas distorsiones y alentar la producción triguera. Incluso en mayo pasado, la presidenta Cristina Kirchner anunció la conformación de un Fideicomiso para recaudar las retenciones y devolverlas al productor.
Pero ahora Kicillof repitió la receta de Moreno y ratificó la vigencia del tributo, ganándose rápidamente la antipatía del sector.