24/02/2021

Agroindustria: Los fantasmas del pasado frente a un nuevo super ciclo de los precios agrícolas

La salida de funcionarios con experiencia en el Ministerio de Agricultura prende luces amarillas en un sector que ya vivió fuertes intervenciones y una pulseada histórica por las retenciones. CLARÍN

Hola, ¿cómo estás? Seguramente, indignado. Yo también. El gobierno superó todos los límites éticos, y se sumergió en una crisis política de consecuencias inimaginables. Pero lo mío no es el análisis político y este es el newsletter de Clarín Rural. Así que te voy a hablar del contexto en el que nos sorprende este alud.
Algunos piensan que soy un optimista empedernido. Llevo años sosteniendo que el agro está del lado bueno y que es el sostén de la economía y la sociedad. Y a veces, cuando se dan las circunstancias externas, se convierte en la locomotora que arrastra a todo el país. Hasta que la política se da cuenta y, siguiendo su raro instinto para captar los nichos de renta potencial, aplica la ley del aborto. Corta las brevas inmaduras y se dilapidan las oportunidades.
Es lo que ocurrió en el primer gobierno de CFK, cuando enceguecidos por la irrupción del super ciclo de los commodities, se abalanzaron sobre el flujo de ingresos que prometía la producción pampa húmeda. Veníamos creciendo a un ritmo de más de 4 millones de toneladas de granos por año. Arrancamos a mediados de los 90 con cosechas de 45 millones de toneladas. En el 2000 ya habíamos superado las 60, de la mano de la soja transgénica, la siembra directa y el luego demonizado glifosato.
Sin retenciones, con un solo dólar para comprar y para vender, la tecnología se había abaratado y se desencadenó una revolución espectacular. Que involucró también a la ganadería y a todas las actividades de valor agregado. La desregulación, que incluyó la posibilidad de invertir en puertos privados, convocaron a las principales compañías del mundo. Antes operaban comercialmente, ahora hundían capital para tomar posición en un espacio estratégico a nivel global, como la hidrovía del Paraná.
Nos acercamos al mundo. Eclosionaba la demanda de los países asiáticos, liderados por la República Popular China. La vieja Europa ya no era tan clave y su proteccionismo empedernido la hacía relativamente menos atractiva.
Pero llegó la tentación del bien. Vinieron por toda la lana y salieron trasquilados. La crisis de la 125, en el 2008, eclosionaría unos años después con la dilapidación de las reservas, y el final agónico del gobierno kirchnerista en el 2015, jugados a la manganeta del dólar futuro. El super ciclo se había agotado y el campo boqueaba, con la producción estancada en las 100 millones de toneladas. Cinco años sin crecimiento.
En la era Macri hubo un pequeño respiro, aunque se siguió castigando a la soja y sobre todo, al complejo agroindustrial. Pero mejoraron el tipo de cambio para los cereales, que iniciaron una rápida recuperación. También se terminaron las barreras a la exportación, tan onerosas como las retenciones.
Pero volvió el kirchnerismo y con él, las retenciones. Aunque hasta ahora más medidas. Sancionadas por ley, el dato importante hasta ahora es que están acotadas a lo que dice su texto.
Esta semana hubo cambios en la conducción oficial de Agricultura. La salida de funcionarios con amplio conocimiento de la actividad y prestigio ganado en la gestión pública o privada (Marcelo Rossi y Julián Echazarreta), puso una luz amarilla en el sector. Sucede que se está amasando un nuevo super ciclo de los precios agrícolas, inesperado como el anterior. Y esto alimenta el temor de que nuevamente “la tentación del bien” encuentre la oportunidad de manotear los ingresos que podrían generarse si el clima sigue ayudando.
Sería una enorme dilapidación de oportunidades. Hay una intensa actividad en el interior productivo. Su suceden las reuniones técnicas, algunas virtuales y muchas presenciales, con todos los protocolos que exige la pandemia. Las fábricas de maquinaria no dan abasto. Varias tienen toda la producción vendida hasta junio. La banca privada ofrece créditos a tasas convenientes, en pesos. Hay faltante de componentes, como neumáticos, que limitan las operaciones. Pero el interior fluye, con pleno empleo y dificultades para conseguir trabajadores competitivos.
El que avisa no traiciona. Como con bronca y junando, el agro huye una vez más hacia adelante. Pero ahí están los fantasmas del pasado.

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