La Federación de Acopiadores realizó su tradicional encuentro de fin de año con un mensaje atravesado por el balance económico, la crítica a los impuestos que frenan la producción y una fuerte preocupación por la crisis hídrica que afecta al oeste bonaerense.
En un discurso que combinó autocrítica y advertencias, el presidente de la entidad, Fernando Rivara, llamó a encarar sin demoras las reformas estructurales que –sostiene– necesita el país para recuperar competitividad y previsibilidad.
El encuentro, que funciona cada año como un termómetro del ánimo empresarial y del rumbo de la agroindustria, tuvo esta vez un tono particularmente enfático.
Rivara abrió su mensaje destacando que la Argentina atraviesa “una dinámica que no deja de sorprender”, aunque reconoció un avance social relevante: “Se ha consolidado definitivamente la necesidad del equilibrio en las cuentas públicas. Y cada uno de nosotros debería ser un defensor permanente de esta virtud”, afirmó ante empresarios, técnicos y referentes del sector.

Sin embargo, advirtió que el ordenamiento fiscal por sí solo no alcanza. El titular de los Acopiadores insistió en que el país necesita avanzar en reformas regulatorias, fiscales, laborales y previsionales, capaces de liberar la capacidad productiva y garantizar “reglas claras y permanentes”. “Si estamos en la misma actividad, tenemos que pagar los mismos impuestos. Necesitamos un ambiente apto para competir lealmente, sin privilegios impositivos ni mecanismos de percepción de dudosa legalidad”, agregó.
Uno de los pasajes más contundentes del discurso llegó cuando se refirió al impacto de las retenciones sobre las exportaciones agrícolas. “No puede ser que un país que necesita exportar cobre impuestos a sus exportaciones. Los productores argentinos no deben seguir subsidiando a los productores brasileños y norteamericanos”, lanzó Rivara.
Según explicó, sectores como la energía, la minería o Vaca Muerta lograron desarrollarse bajo marcos estables, mientras que el agro “convive con cambios permanentes” que afectan su competitividad.
En otro tramo central del mensaje, Rivara se detuvo en la dramática situación del oeste bonaerense, donde las inundaciones llevan nueve meses afectando a miles de productores. Con un tono inusual, ofreció disculpas por el “silencio” institucional ante un problema que calificó de “desastre”.

“Queremos pedir perdón a nuestros colegas de esa zona y a todos los productores. El daño ha sido mayúsculo y no se puede repetir”, expresó.
Los datos que compartió graficaron la magnitud del problema: más de cuatro millones de hectáreas están comprometidas, y al menos un millón no podrá sembrarse. Rivara exigió un plan definitivo que involucre a intendentes, Provincia y Nación, y advirtió que la ausencia de respuestas pone en riesgo no solo la campaña, sino también la sostenibilidad económica de la región.
El dirigente también apeló a una mirada más ambiciosa sobre el valor que aporta la agroindustria a la economía nacional. Para ilustrarlo, citó un informe reciente de Javier Preciado Patiño: entre enero y septiembre, Argentina exportó 11.900 toneladas de tubos de acero sin costura a US$1689 dólares por tonelada; en ese mismo período, exportó 10.600 toneladas de manteca a US$6462 dólares por tonelada. “Una diferencia del 282% en valor unitario. La política tiene que entender, de una vez por todas, lo que es la agroindustria para la República Argentina”, señaló.
Hacia el final, Rivara convocó a la dirigencia a un debate serio sobre el país que viene. “Necesitamos un debate con pasión, pero con respeto. Si caemos en las agresiones personales, no transformaremos nada y todo quedará en el show de la politiquería”, advirtió. “Los padres de la Patria nos están observando”, cerró, antes del brindis que dio por concluido el año institucional.