14/09/2015

La siembra directa se defiende de acusaciones

Clima adverso. Otra vez las inundaciones. SUMPLENTO CAMPO. LA NACION.

Frente a declaraciones de funcionarios que adjudican a la siembra directa responsabilidad en las inundaciones rurales, dirigentes de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) respondieron que esta práctica agrícola ayuda, precisamente, a evitar esas contingencias climáticas.

"Este sistema, que no remueve el suelo y lo mantiene cubierto con residuos de la cosecha anterior, mejora las condiciones para amortiguar la caída de la lluvia y hace que el suelo se convierta en una esponja que absorbe y guarda el agua de lluvia", dijo la presidenta de Aapresid, María Beatriz Giraudo.

La dirigente advirtió que la capacidad de cada suelo tiene un límite. "Por tal motivo, es fundamental contar con obras de manejo de excedentes de agua que deben ser planificados a nivel de cuenca y construidos desde el lugar más bajo hacia el más alto", sugirió.

Por su parte, José Luis Tedesco, miembro de la regional Chacabuco de Aapresid, explicó que la aplicación de la siembra directa en el tiempo "fomenta la creación de pequeños canales internos en el suelo por acción de insectos, lombrices y raíces formando especie de túneles que permiten la absorción, infiltración y almacenaje del agua de lluvia".

Según Tedesco, "los suelos desnudos y desmenuzados por el efecto de las labranzas son los que impermeabilizan apenas comienza la lluvia, acumulan agua en superficie y comienzan a escurrir perdiendo agua y suelo".

En tanto, David Roggero, miembro de la Regional Laboulaye señaló que este sistema permite un mejor y más rápido movimiento del agua y del aire a través de los poros del suelo. "Al no mover la tierra, los poros son más grandes y estables que en la agricultura tradicional", concluyó

PIEDRAS EN SAN NICOLÁS

En tanto el clima adverso también se sintió en Conesa, pequeña población rural de 2000 habitantes del partido de San Nicolás, en donde una intensa pedrada cayó la semana última.

Pero lo que más llamó la atención fueron las dimensiones de las piedras que prácticamente sobrepasaron las palmas de la mano de un adulto.

Conesa se ubica a la vera de la ruta nacional 188, a 35 kilómetros de San Nicolás de los Arroyos, a 43 de Pergamino y casi en el límite con la localidad santafesina de J. B. Molina.