15/04/2019

Juan Carlos Martínez, Presidente de la bolsa de cereales de Córdoba: "La salvación del país no pasa solamente por el aporte del campo"

El dirigente sostuvo que el gobierno debe avanzar en profundos cambios culturales, tales como una reforma laboral, impositiva, y también del Estado. El rol fundamental de la provincia mediterránea en la presente campaña agrícola. INFOBAE
 

La producción agrícola 2018/2019 de la provincia de Córdoba tendrá un fuerte impacto en la cosecha total a nivel nacional. Según las últimas estimaciones se proyecta en la provincia una cosecha de 37 millones de toneladas, la cual aportaría 9.770 millones de dólares a la economía provincial, y significaría el 29% del Valor Bruto de Producción agrícola nacional, logrando la participación más alta en una década.
Todo esto será producto de una inversión por parte del productor de 3.000 millones de dólares para sembrar unas 8.300.000 hectáreas.

El maíz será uno de los cultivos "estrellas" de esta campaña. En Córdoba se proyecta una cosecha del cereal de 18.200.000 toneladas, 6,2 millones de toneladas más que el ciclo anterior, representando un 38% de la producción total, y si se tiene en cuenta que el 89% de las exportaciones mundiales se concentran en cuatro países: Estados Unidos, Argentina, Brasil y Ucrania; la provincia de Córdoba se ubica en el top diez de estados con mayor producción dentro de dichos países.

Juan Carlos Martínez, presidente de la Bolsa de Cereales de Córdoba, visitó los estudios de Infobae y analizó todos los temas que están relacionados a la marcha de la campaña agrícola, y la expectativa que hay en sector agroindustrial sobre el resultado final de la cosecha, y el aporte que la misma generará en una economía nacional tan complicada y necesitada de sectores como el agro, para salir de esta crisis.

A continuación el diálogo con el presidente de la bolsa de cereales de Córdoba:

–  ¿Cómo observa la marcha de la campaña agrícola, donde las miradas están puestas en el comportamiento de los productores y los exportadores al momento de comercializar la cosecha?

La producción viene bien, con un volumen productivo muy alto, y proyecciones de cosecha entre 130 y 140 millones de toneladas. Todavía falta que el clima siga comportándose adecuadamente. Es una alternativa altamente probable que se cumplan los pronósticos. Las miradas están puestas en el campo, pero hay que tomarlo con pinzas. No toda la salvación del país puede estar en la producción agropecuaria.

– El productor comercializará su cosecha porque tiene que hacer frente a diferentes compromisos financieros, y a muchas deudas que provocó la sequía del año pasado. Y todo también dependerá de cómo liquide el exportador las divisas para ingresar los dólares que la economía necesita

El productor tiene necesidad derivado de que venimos de un año 2018 muy malo. Está endeudado y a las tasas que hoy ofrece el mercado, la verdad, la tentación de no cancelar deudas es alta. Lo que se plantea por ahí y que tiene cualquier agente económico ante un escenario de muchísima incertidumbre, es cubrirse, y el productor tiene una cobertura o refugio natural, en el tema de los granos. Pero hay que apuntar a otras cuestiones, que tiene por delante el productor: una es eso que estamos hablando, y la otra es que me parece que muchos van a razonar en estos términos. Si lo que tenemos es un escenario de incertidumbre, ¿es incertidumbre a qué?, a que venga un cambio en la política económica y que se instalen retenciones. Si ese es el temor que se tiene, lo racional sería liquidar ahora y esperar tranquilo un incremento en las retenciones. Para mí sería más racional vender, y comprar los insumos de cara a la próxima campaña, y ahí recién quedarse tranquilo.
Los exportadores, para mi forma de ver, tienen un margen de especulación, pero es relativo porque finalmente los compromisos se tienen: los embarques se tienen que programar, las ventas se tienen que realizar en tiempo y forma, tiene un ritmo del cual no se puede escapar. Por más que haya alguna tentación de una especulación para posponer de cara al futuro los ingresos, me parece que es relativa.

– ¿Cuál es el análisis del repunte del dólar contra el peso?

Me parece que tiene que ver con aspectos políticos más que puramente económicos. El mercado está generando, producto de la incertidumbre que se observa en el escenario político, una demanda adicional a la típica en materia de dólares. El gobierno debería tener en los próximos días herramientas para ejercer un control sobre el tipo de cambio que le brinde una volatilidad un poco más razonable. Acá interactúan factores psicológicos y eso es muy difícil de prever y que en ese sentido el FMI le estableció una política al gobierno de una banda muy amplia, por lo tanto pasar de 43 a 53 o a 58 pesos como está plantado más adelante es una franja muy alta que genera pánico. Es más cuando se pasa de 40 a 42 o 43, ya se genera mucha inquietud. Imagínese que pasar a 45 o 46, pasamos a un escenario de pánico aunque técnicamente no tenga razonabilidad.

 Los precios del trigo, la soja y el maíz del último año han tenido una baja entre 35 y 58 dólares. Con cosecha récord y devaluación, ¿Qué expectativa tiene el productor al momento de vender su producto?

Los precios internacionales no son extraordinarios, y no son los que hemos podido disfrutar en otra época, pero tampoco son malos. Evidentemente somos cautivos de una retención que hace que el ingreso se vea reducido. Cuando se habla de 230 a 240 dólares en realidad lo que está convalidando en el mercado internacional es una soja mucho más alta que se traduce en ese esquema. Yo no veo en la conducta de precios internacionales una volatilidad muy grande de cara a los próximos meses. Situaciones como el clima, cosecha en Estados Unidos, valor del petróleo, hace que sea menos previsible su conducta a futuro. Como tendencia más allá de los stocks me da la sensación que el mercado tira para mantener una conducta más o menos estable.

– ¿Porque consideran desde la entidad que la incertidumbre política y económica puede impactar en la próxima campaña de trigo?

Estamos por definir cuál va a ser el área de trigo de la próxima campaña. En general la idea que subyace es que podría incrementarse. No está todo definido. El productor tiene incertidumbre sobre si va a haber un cambio de política respecto al sector. Porque la costumbre es dólar alto, retenciones y que pague el campo, o las necesidades que se tienen en el Estado para mantener este estado gigantesco que hemos ido macerando a lo largo de los años. Eso pesa en el productor y creo que tiene un factor en la decisión final.
Me parece que en los próximos meses esa incertidumbre va a definir o no la siembra. Pero más estoy convencido que lo van a ser las condiciones climáticas, porque a la hora de la verdad el productor termina generando su producción.

– La provincia de Córdoba está cosechando rendimientos importantes e históricos de maíz. ¿No despierta el temor de que haya un nuevo aumento de retenciones?

La tentación es grande. No se cree que este gobierno pueda incrementar nuevamente las retenciones en el maíz. Sería un error garrafal. Perdería más credibilidad de la que ha perdido. Sería una jugada que no tiene efecto económico positivo para el gobierno.
Pero las decisiones políticas se analizan de otra manera. Es mejor disfrutar de una gran producción y lo que se logre como aporte de divisas por exportaciones. Se habla de una exportación de maíz 29 millones de toneladas. No creo que sea razonable un aumento salvo cuestiones muy graves.

 El productor también está pensando en la próxima campaña agrícola, que se sembrará con el actual gobierno y se cosechará con un gobierno que se elegirá en las elecciones de octubre

La solución del país no pasa por el campo, el cual hace su aporte y es importante. El gobierno que venga lo que tiene que hacer para encaminar el país es encarar profundos cambios culturales que nos lleven a una reforma laboral, impositiva, y también del Estado. No podemos mantener este Estado gigantesco, oneroso, e improductivo.
Si no logramos cambiar esto va a ser inviable por más que el campo produzca lo que produzca. Las materias pendientes no pasan por el campo. Y además esta tendencia que se puede cargar al campo de manera indefinida no es correcta. El campo tiene plafón, pero pierde competitividad. Nuestros vecinos exportan soja sin retenciones e impuestos, que nosotros si tenemos. Así ganan mercados que nosotros vamos perdiendo. En trigo, ahora nuestro principal comprador es Brasil, país que está permanentemente tentado a ver un cambio en las reglas del Mercosur. Si en el largo plazo no corregimos, aún también en nuestro sector vamos a ir perdiendo competitividad.