El primer juicio penal en la Argentina por el uso de agroquímicos considerados causantes de malformaciones en bebés y niños y decenas de casos de cáncer ingresa en su etapa final en la provincia de Córdoba. «Estamos ansiosos que salga una sentencia que nos sea favorable. Este juicio puede sentar un antecedente importante, no sólo para la Argentina sino para toda América Latina», dijo Sofía Gatica, 44 años, denunciante en la causa. AMBITO
El tribunal escuchará hoy los alegatos de la fiscalía, la acusación y la defensa antes de dictar sentencia, lo que «seguramente será el lunes o martes de la semana próxima», dijo Miguel Martínez, abogado querellante.
En el banquillo están sentados los productores de soja Francisco Parra (57 años) y Jorge Gabrielli (51), acusados de instigadores de contaminación dolosa agravada, junto al piloto de avión Eduardo Pancell (54), imputado como presunto autor del mismo delito.
Posibles condenas
Martínez anticipó que los imputados pueden ser condenados a penas de entre 3 y 10 años de prisión por violar el derecho medioambiental, pero además quiere que «el delito sea considerado de lesa humanidad por su carácter sistemático y permanente».
Peritos, científicos, biólogos y médicos, además de las víctimas, desfilaron ante el tribunal durante el juicio que se inició a mediados de junio.
Los querellantes intentan probar que fumigaciones ilegales dieron origen a los residuos de plaguicidas hallados en el suelo y en la sangre de pobladores del barrio Ituzaingó, de 6.000 habitantes, en la periferia sureste de Córdoba.
Entre 2001 y 2010 se encontraron 193 casos de cáncer entre los vecinos, además de otras malformaciones como púrpura o labio leporino, aseguró el abogado, cuya eventual vinculación con la fumigación se establecerá con la sentencia.
La contaminación fue comprobada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en un informe elaborado en 2007, mientras que una comisión investigadora formada por el Gobierno en 2009 dio cuenta de que «el 33% de los habitantes del barrio muere por tumores», dijo Gatica.
El uso de agroquímicos, entre ellos el glifosato, está ligado en la Argentina al modelo denominado «siembra directa», que revolucionó la producción agrícola con el empleo de herbicidas.
La lucha de Gatica, que vivió en el barrio Ituzaingó hasta hace 18 meses, comenzó a finales de 2001 luego de que su beba de tres meses, su cuarta hija, muriera por una malformación congénita de riñón.
Según Gatica, un caso emblemático es el de la familia Olariaga: la madre quedó sorda por un tumor en la cabeza y dos hijos murieron, Ezequiel que tenía 23 tumores y falleció durante su tercera operación a los 26 años y Débora, a los 28 por la misma enfermedad.