Elizabeth Lambertini, directora de Relaciones Institucionales de la compañía Mainero, hizo referencia así a la falta de acciones oficiales que busquen dar soluciones a los inconvenientes que atraviesa la actividad. “Solos no podemos”, explicó.
En el marco de la celebración del Día de la Industria que organizó la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba (CIMCC), Elizabeth Lambertini, responsable de las Relaciones Institucionales de la compañía cordobesa Mainero, reflejó la situación que atraviesa el sector de las agromáquinas en el interior de la provincia. “Estamos complicados”, dijo a Comercio y Justicia.
-¿Cómo está la actividad de la maquinaria agrícola en Córdoba?
-Está complicada por la deuda que tiene la Nación con el reintegro de los bonos del 14% de compras de bienes de capital. El atraso, en el caso nuestro, data del mes de enero. Pero en total, para todo el sector de maquinaria agrícola, el monto de la deuda asciende a unos 300 millones de pesos. También estamos esperando el arreglo del IVA técnico, otra demanda que venimos haciendo de hace mucho al Gobierno nacional. Y también esperamos resolución del Ministerio de Industria respecto de los bonos, porque ya caducaron en julio. En teoría se iba a hacer un fideicomiso, lo que sería una nueva propuesta. Pero no se ha hecho nada y no sabemos qué va a pasar. Todo eso se suma al problema que nosotros creemos que hay y que tiene que ver con al atraso cambiario. Las industrias, las pymes sobre todo, no están pudiendo exportar, dependemos del clima que vaya a haber en la próxima campaña para ver cómo se van a mover las ventas. Como conclusión, vemos que todo está parado, complicado.
-¿Las ventas vienen rezagadas?
-Lo que pasa es que las ventas de maquinaria agrícola son estacionales. Además, hay que tener en cuenta la especialidad de cada firma. En el caso nuestro, en el semestre que va de octubre de 2012 a marzo pasado hubo un incremento de 10%. Sabemos que las ventas que se están dando ahora, en lo que va desde marzo hasta ahora, están estacionadas, es decir están iguales que las del año pasado. Dependemos de la cosecha, del precio de la soja, de factores externos a las industrias para poder hacer un análisis más profundo. Pero la problemática actual de nuestro sector es ésa. En general, a todas nos pasa más o menos lo mismo.
-Recién en una exposición decían que no se podía entender cómo la industria de maquinaria agrícola argentina no había invadido el mercado latinoamericano hace tiempo, por la tecnología de que dispone.
-Pasa que con la administración de lo que son las importaciones y exportaciones hay empresas que tienen inconvenientes para poder ingresar piezas, por lo que se atrasa en la producción, la máquina no se puede terminar, en consecuencia no se está pudiendo exportar. En el caso nuestro, por ejemplo, hay máquinas que están bajo las normas ISO y deben estar armadas con determinadas piezas que no se fabrican en el país, pero que tampoco permiten importar. Entonces, si bien entendemos que no es un problema de mala voluntad del Gobierno, estamos viendo que no hay un tecnisismo, un seguimiento serio de cada propuesta de importación. Las cámaras llevamos la problemática del sector y de cada empresa en particular, hay buena voluntad pero no se concretan los resultados.
-¿Se ha perdido algún negocio a causa de estos problemas?
-En el caso de las pymes, entendemos que por problemas del atraso cambiario estamos fuera de competencia en los mercados internacionales. No es el caso nuestro puntualmente, porque hace muchos años que exportamos, tenemos mercados estables y sucursales fuera del país, pero en el caso de las pymes, que les ha costado tanto ganar mercado, con el atraso cambiario y la baja rentabilidad se han vuelto caros, lo que los lleva a perder los mercados que ganaron. Y el mercado interno no alcanza para todos. Es una lástima que la exportación que hace que las empresas puedan producir en serie, certifiquen normas de calidad, no puedan crecer, porque la exportación sirve para eso también. Es una lástima porque el mercado interno se satura.
-Las expectativas para la próxima cosecha son buenas, ¿eso los alienta?
-Los precios son buenos, están altos, pero el productor, con las retenciones que debe pagar más el aumento en dólares de los insumos, no tiene la rentabilidad que tenía hace un año atrás, menos si alquila el campo. Entonces, si no acompaña el clima, si no tuvieron dos cosechas buenas, entendemos que hacen como todos, utilizan el dinero para pagar gastos y no para invertir. De todos modos, creo que si se atendieran cuestiones que pueden solucionarse, como los temas de los que hablábamos al principio, podría volver a organizarse la venta de agromáquinas.
-En Córdoba el sector genera una cantidad de empleo sumamente significativa, sobre todo para el interior ¿Se ha resentido?
-No. No tenemos datos de despidos, por suerte. El pesonal sigue trabajando todo. En el caso nuestro, estuvimos trabajando horas extras porque teníamos que terminar máquinas. Pero eso es estacional, hay momentos en los que hay que hacer horas extras, o se terceriza trabajo. El sector en Córdoba y en la región sudeste de la provincia sobre todo, donde se ubican la mayoría de las empresas de maquinaria y de agropartes, emplea a mucha gente. Y hay mucho por hacer. Todos estamos apostando a que la gente se quede a vivir en su pueblo y pueda trabajar de lo que se produce. Allí hay mucho de I+D, se ha creado la Tecnicatura Superior en Maquinaria Agrícola, que es pública y se dicta en Bell Ville, las escuelas técnicas están funcionando. Pero solos no podemos. Cada quien tiene que hacer lo que le toca, nosotros, los empresarios, arriesgar y ser mejores. Pero hay políticas industriales que tienen que ver con quienes nos gobiernan y me parece que la maquinaria agrícola en el interior de Córdoba, como sector, es tan atendible como en la capital el sector automotor.