AGROVERDAD
El tema hace ya tiempo que se viene perfilando pero ha terminado por quedar bastante precisado con el fuerte descenso de precios de los granos y el consiguiente achatamiento –o desaparición- de los márgenes agrícolas. “Definitivamente, no se puede pagar un alquiler fijo”, sostuvo el ingeniero Daniel Rivilli, referente de uno de los más conocidos fideicomisos agrícolas de Córdoba, el Fondo Marca Líquida. Y define categóricamente: “la única manera de que el negocio genere expectativas de renta positiva es que no supere un determinado porcentaje de la producción” esperada, que hay que establecer adecuadamente en cada caso (en el mejor de los campos, el 28%; que se puede estirar al 30/32% en la zona núcleo). Articulando luego formas de pago manejables.
Dos meses atrás
Ya en la Jornada + Maíz de Córdoba, que realizáramos el 29 de mayo último, se le planteo a Marca Líquida: ¿Cuánto está dispuesto a pagar por el alquiler de campos?. En ese momento, en un contexto distinto de precios, los ingenieros Daniel Rivilli y Edgard Ramírez, que conducen el citado Fondo, explicaron que “todas las hectáreas que arrendamos las pagamos con una base soja” procurando una “base relativamente baja en comparación a otros años”, a lo cual se añade un “premio por rendimiento”, el cual se paga según el grano que se produce: “a las hectáreas que van con soja se les abona un premio en soja y a las hectáreas con maíz, un premio con maíz”.
Ya por esa época, estaban sacándole la punta al lápiz y, con mayor razón, ahora, impelidos por la tendencia descendente de las cotizaciones.
Cuota fija asegurada
Ya se ha tornado una idea corriente entre quiénes alquilan, que el arrendamiento se puede afrontar asegurando al dueño, a la entrada, el pago de una cuota fija muy moderada. El resto del alquiler pactado se liquida recién al término del ciclo.
¿Cuánto de cuota fija? Entre algunos operadores se deja entrever que se puede concertar “hasta 3 qq/ha como máximo fijo asegurado”.
Quedarán campos sin alquilar
Rivilli confió a Agroverdad que si el dueño del campo no comprende que ha habido un drástico cambio de escenario, mejor es “dejar el campo” (si ya venía siendo alquilado) o abandonar la negociación.
“Nosotros ya dejamos un par de campos y estamos viendo que muchos están haciendo lo mismo –cuenta-; a eso hay que agregar en la discusión, como factor adicional, la presencia de malezas resistentes”. Ese es otro factor que comienza también a pesar fuerte, por los costos adicionales que representa lidiar con las malezas problema.
“El año pasado ya vimos muchos lotes que no se sembraron sobre todo en el Norte y este año se va a repetir la situación, seguro”, adelanta.
La ficción de la cosecha récord
Rivilli señala que “la campaña que estamos finalizando quedó para la foto como una “cosecha récord” y eso motivó a muchos propietarios a intentar mayores valores para los arrendamientos, sobre todo en la región Centro y Este de Córdoba”.
Desde esos campos donde los rendimientos fueron muy buenos, “la pretensión se trasladó a toda la provincia”.
Reunión de la CAIR
Daniel fue uno de los principales actores de la reciente jornada realizada en Córdoba por la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), durante la cual, ante muchas consultas que se habían recibido, fue generalizada la opinión de que “es imposible convalidar subas en los precios de los arrendamientos frente a la complicada situación financiera que atraviesan los agricultores, mucho menos aún frente a la significativa baja del precio de los principales cereales y oleaginosas que produce la región central argentina”.
Rivilli relata que en la reunión se compartió el criterio de que “pagar un porcentaje de la producción es el camino que eligieron los que apuestan a la sustentabilidad económica y productiva de la agricultura. Muchos contratos incluyen un valor fijo que se asegura al propietario y un ajuste porcentual de la producción que completa el precio del arrendamiento. Las dificultades que implica controlar la cosecha han pasado a ser una vieja excusa que la tecnología resolvió rápidamente y a la cual se accede a muy bajo costo actualmente”.
Plazo de los contratos
Otra cuestión que venía “amasándose”: el plazo de los contratos. “Ya no estamos arrendando campos por menos de tres años y a valores fijos por hectárea, preferimos achicar el área de siembra eligiendo trabajar solo con los propietarios que entienden el término largo plazo en todo el sentido de la palabra”, refiere.
En la Jornada también se barajó que para que el alquiler termine con rentabilidad positiva el costo del arrendamiento “no debería superar un 28% de la producción del campo para establecimientos de buena calidad” y que “dicho valor podría ser unos puntos más altos para los de la región núcleo”.