22/06/2012

¿Realmente se complica el panorama para el maíz y la soja?

La situación se está complicando en EE.UU. Las lluvias se ausentan y, así, la escasez de humedad en el famoso Corn Belt afecta tanto el maíz como la soja que sufren sus consecuencias. AGROSITIO

El tema resulta especialmente delicado porque ambos cultivos han iniciado la etapa crítica en su desarrollo, cuando más agua necesita.

Para peor, los pronósticos contribuyen a expandir el nerviosismo que cubre los mercados por la falta de agua y sus derivaciones en los precios.

De hecho se espera que para los próximos diez días no haya un volumen de precipitaciones de consideración, en este período del año de calor fuerte por estar en pleno verano y con jornadas diurnas extensas.

Para tomar una idea de la dimensión del problema, vale remarcar que, hasta el momento, la presente campaña sería la segunda más seca de los últimos cien años.

Otro punto a tomar en cuenta es el relacionado con los stocks. Esta campaña transcurre con un nivel de stocks sumamente bajo que, para el caso del maíz, es extremadamente delicado.

La cuestión del clima se torna particularmente agresiva con el maíz ya que, en esta campaña, el cereal ha sido sembrado muy temprano por lo que la polinización se ha adelantado. Así las cosas, tal etapa crítica se desarrolla ahora para la mayor parte de estos cultivos.

Quiere decir que el rinde se está definiendo. Y, por ahora, el cuadro es preocupante.

Por ello, resulta ingenuo creer que el rendimiento unitario sería de104 quintales como afirma el USDA.

Es muy probable que tal número, en el próximo informe, se reduzca; y por lo tanto que los precios se entonen aún más.

Recordemos que por cada quintal menos que se verifique, habrá tres millones de toneladas de baja en la producción de EE.UU.

Este exceso de optimismo productivo también se verifica en las estimaciones sobre la Argentina.

Que el USDA siga sosteniendo que la cosecha de maíz llegará a 21 millones de toneladas resulta, por lo menos, una quimera. Porque la realidad estará, finalmente, muy alejada.

Los efectos de la sequía argentina se notan especialmente en el maíz. Por ello, no deberíamos aguardar un volumen final demasiado superior a 19 millones de toneladas, con un rinde promedio que difícilmente supere 50 quintales por hectárea.

Algo similar sucede con la soja. La cosecha finalmente no llegará a 40 millones de toneladas, con un rinde promedio de 22 quintales por hectárea.

En este cuadro, lógicamente, los valores del maíz y de la soja deberán caminar por un sendero sostenido.

¿Por qué sostenido? Porque la demanda se muestra firme para un futuro inmediato, de la mano de las importaciones de Asia, sobre todo de China e India.

La demanda seguirá sujeta a los vaivenes de la economía mundial hoy condicionada por la conflictiva economía europea. Pero, aún en medio de un escenario negativo, ella no sufriría demasiado porque buena parte de los países emergentes no reciben tan fuertemente el impacto de Europa.

Lo que sí puede hacer saltar el actual nivel de precios es el clima en EE.UU. Y de allí vendrán las sorpresas más agudas.