27/04/2012

Para avanzar, el garbanzo deberá bajar un cambio

 Los sucesivos saltos en el incremento del área sembrada deberán ir de la mano de una estrategia comercial. | Juan Carlos Vaca. LA VOZ

Esclarecedores datos sobre el futuro del cultivo del garbanzo en la Argentina fueron expuestos por Juan Manuel Garzón, economista del Ieral de la Fundación Mediterránea, durante la Jornada sobre Cultivos Invernales organizada por los Grupos Crea de la Región Córdoba Norte en el predio de la Sociedad Rural de Jesús María.

Garzón anticipó que este año los precios serán “bastante firmes”, pero de inmediato planteó un interrogante crucial: ¿Podrá la Argentina seguir creciendo en área sembrada, producción y exportaciones?

Otro dato relevante que surgió de la reunión es que hay que tomar nota de la importancia de las gramíneas invernales para la sustentabilidad de los sistemas agrícolas en el norte de Córdoba. Por lo cual, el mensaje que quedó latente es que –contra todas las adversidades, de comercialización o climáticas– hay que tratar de contar con el trigo en la región, o una alternativa como la cebada.
Mientras haya niveles adecuados de humedad y el negocio no sea ruinoso, esta legumbre de invierno aporta a la sustentabilidad y provee otros réditos que se aprecian después en el rendimiento de los cultivos estivales.

Dimensión del mercado. El jefe de economistas del Ieral fue franco y directo en su respuesta al interrogante sobre si se puede seguir expandiendo ilimitadamente la superficie sembrada y la producción de garbanzo: “No, habrá que bajar varios cambios”, puntualizó, rotundamente. Esto es, los productores y técnicos deben tener en claro que el país no podrá continuar con los sucesivos saltos de aumento de área, cosecha y ventas al exterior.

La advertencia fue hecha no con la intención de frustrar expectativas sino de circunscribirlas a los dictados de la realidad y el escenario futuro del cultivo, a partir de la información que brinda el mercado internacional.

El trabajo de Garzón –realizado a pedido de los Grupos Crea– dimensionó el mercado mundial del garbanzo en 11 millones de toneladas durante el año 2010, según estadísticas de la FAO. El comercio mundial ronda el 10 por ciento de ese volumen; vale decir, 1,1 millón toneladas.

Estrategias para el futuro. En 12 años, la tasa de aumento de la producción mundial fue 1,4 por ciento. En la Argentina, ha dado “saltos” de crecimiento del orden del 69 por ciento en tan sólo un año. ¿Puede seguir a ese ritmo? “Digo que no”, volvió a precisar el economista.

En consecuencia, como la evolución del cultivo en la Argentina encontrará el límite que imponen la realidad del mercado mundial y los actores que hoy ejercen mayor influencia o protagonismo, como México y Australia, por citar dos con los que comparó a la Argentina, será necesario plantearse “alternativas”.

Estas opciones son posibles a condición de que se trabajen una serie de presupuestos necesarios; el de mayor entidad, quizá, “un gran esfuerzo de coordinación” de todos los sectores de la cadena. Por ejemplo, dándose “estrategias basadas en la calidad” o “estrategias basadas en el volumen” o, por qué no, una “combinación de ambas”, enumeró Garzón.

En suma, el economista no pretendió transmitir un mensaje negativo al interés que ha despertado el garbanzo en muchos productores y técnicos. Su meticuloso análisis apuntó a convocarlos a un examen inteligente de los pasos a seguir para que el garbanzo argentino se constituya en fuente de una economía próspera para quienes lo realicen y no se convierta en un fracaso que luego muchos lamenten.

El trigo. El otro mensaje que dejó la reunión estuvo vinculado con el trigo. A pesar de todas las señales deprimentes que derivan de un mercado distorsionado por las intervenciones del Gobierno, se recomendó no abandonar el cultivo en el norte de la provincia.
Si bien es imposible no tener en cuenta ese factor y, en el plano agronómico, la humedad disponible a la siembra, la presencia del trigo en los campos norteños permite luego acceder a mejores resultados en los cultivos estivales, comentó al final de la jornada el coordinador técnico de los grupos Crea de la región, David Rubín.

“Una preocupación importante que ha estado presente aquí –apuntó– es la sustentabilidad de los sistemas agrícolas sin el trigo. La gente deja de hacer trigo por las dificultades que se le han presentado en la comercialización. Pero en el norte de Córdoba, sacar las gramíneas de la rotación baja considerablemente las tasas de materia orgánica. Tener el trigo como cultivo de cobertura o incluir la cebada como una alternativa en la rotación es fundamental para mantener la sustentabilidad ecológica del sistema”.

Rubín reparó en la necesidad de que el productor no debe mirar sólo el corto plazo. “Venimos de tres o cuatro años de pocas lluvias y todos estamos tratando de salvar la caja, pero mientras tanto tenemos una caja de ahorros presente y futura que es el suelo, al que no tenemos que descuidar”, sostuvo el técnico.