16/09/2011

Granos resisten el complicado contexto financiero mundial

 Ámbito Financiero. No ceden ante los embates financieros que generaron firmeza en la cotización del dólar, fuertes derrumbes bursátiles y caídas en otras commodities.

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) reveló el lunes pasado sus estimaciones sobre la campaña de cultivos de verano del ciclo 2011/12 en ese país. Con antelación al informe, se aguardaba, en promedio, que la producción de maíz alcanzaría los 332,3 millones de toneladas; y la de soja, los 82,3 millones de toneladas, con rendimientos promedio de 9.340 kilos por hectárea y 2.757 kilos por hectárea, respectivamente.

Finalmente, las cifras oficiales reveladas confirmaron una producción de 317.44 millones de toneladas de maíz y 83,96 millones de toneladas de soja. Los rendimientos promedio se ubicaron en 9.294 kilos por hectárea y 2.811 kilos por hectárea, respectivamente.

Un informe muy alcista para el maíz y bajista para la soja, que consecuentemente generó un comportamiento dispar para ambos cultivos en la rueda de Chicago de aquella sesión.

El sucesivo deterioro que se venía registrando en los informes semanales sobre el estado de los cultivos, que también revela el USDA, anticipaban un recorte que solamente se confirmó en el cultivo de maíz.

En este sentido, Estados Unidos quedará con existencias finales de tan sólo 17 millones de toneladas de maíz, teniendo en cuenta que para llegar a esa meta se recortan significativamente el consumo y las exportaciones para que el impacto no resulte aún peor.

En soja, Estados Unidos mantiene la molienda y crece muy levemente de un mes al otro en exportaciones. La mayor productividad genera un aumento en las existencias finales del 6,5%, que ahora se ubican en los 4,5 millones de toneladas.

En relación con la producción de nuestro país, el USDA pronostica que en la próxima campaña se producirán 27,5 millones de toneladas de maíz -1,5 millón por encima de lo estimado en el mes de agosto-, 53 millones de toneladas de soja y 13,5 millones de toneladas de trigo, sin cambios en relación con el reporte anterior.

La FAO sostuvo en su último informe que los precios agrícolas en el mes de agosto declinaron, como consecuencia de la mala performance de los mercados de aceites y grasas.

El índice que elabora este organismo, basado en una canasta de materias primas alimenticias, declinó en este período un 0,4%, a un nuevo nivel de 231 puntos. De todos modos, de un año a esta parte, el índice acumula una mejora del 26%, con un máximo de 238 puntos registrado en el mes de febrero de este año.

Mayor beneficio

El sector de los cereales fue el más beneficiado en agosto, con una suba promedio del 2,2%, atribuible a una relación oferta-demanda que sigue siendo comprometida. En este renglón, el informe subraya la situación del maíz en Estados Unidos que sigue declinando de las expectativas productivas iniciales, por culpa del mal clima de julio y de agosto.

Las bajas del índice sobrevinieron por la caída de los precios de la leche en polvo y la caseína, que en este período declinan un 6%, y el azúcar, que perdió un 2%.

Los precios deberían continuar sostenidos, al no registrarse una recuperación en los inventarios, aunque la palabra final la tendrá la definición de la cosecha norteamericana de este ciclo. Una producción superior a la hoy esperada podrá generar una corrección en las cotizaciones, sostiene el reporte.

Uno de los temas del momento es la resistencia a la baja de los granos en este complicado contexto financiero internacional. Sus cotizaciones no ceden ante los embates financieros que generaron mayor firmeza en la cotización del dólar, fuertes derrumbes bursátiles y caídas pronunciadas en los principales commodities.

Se intenta, además, establecer un paralelo entre esta crisis y la de las hipotecas de Estados Unidos en 2008, en la que los precios agrícolas sufrieron un importante recorte como consecuencia de la expectativa de una desaceleración en el ritmo del consumo global.

La soja había llegado a cotizar, a fines de junio de ese año, por encima de los de u$s 610 la tonelada, en plena discusión por la Resolución 125, gracias a la fuerte participación de los fondos índice, que buscaban una alternativa de inversión en esta plaza.

A partir de los primeros días de julio, los precios se desplomaron hasta alcanzar un mínimo de u$s 285 la tonelada, hacia finales del mes de diciembre, momento a partir del cual comienzan a recuperarse.

En lo que va de este año, los precios de la oleaginosa cotizan en un rango de entre los u$s 475 y u$s 535 la tonelada. La situación financiera europea y la posibilidad de un escenario recesivo en Estados Unidos no han logrado mellar sus cotizaciones. Tampoco el fuerte recorte en las tasas de interés: los bonos del Tesoro norteamericano testeaban recientemente el punto más bajo de los últimos 60 años, una clara señal deflacionaria.

La fortaleza relativa de la soja tiene que ver con la demanda, que por ahora persiste, y un escenario climático no muy benigno en Estados Unidos.

Muchos se preguntan qué hubiese pasado con las cotizaciones de no haber mediado esta crisis financiera, y es probable que, de no haber existido, los precios de la oleaginosa estarían bastante por encima de los actuales.

Lo cierto es que la demanda continúa creciendo, a pesar de las amenazas mundiales de recesión. En 2008 China importaba 15,5 millones de toneladas de soja menos que lo que se proyecta para esta campaña, en que las compras de porotos totalizarán -según el USDA- 56,5 millones de toneladas.

Sin embargo, si lo que hoy parece una amenaza recesiva global se confirmase, el escenario podrá ser otro, aunque seguramente -y siempre hablando en términos relativos- la soja debería sufrir menos que otras materias primas no vinculadas a la agricultura.

Informe de Panagrícola