31/05/2017

Garbanzo, la legumbre que arranca la siembra con mejores perspectivas

En la tendencia influye la muy buena cotización que tiene el cultivo. Se estima que se va a mantener el área de arvejas y lentejas en la zona núcleo. CLARÍN

En el comienzo de la siembra de legumbres, el garbanzo arrancó en punta por los muy buenos precios que viene logrando en el mercado internacional (oscilan cerca de los 1.000 dólares por tonelada). La arveja, en cambio, en el mejor de los casos lograría sostener la superficie de la campaña anterior y el mismo escenario se proyecta para la lenteja, que puede sufrir complicaciones por los excesos hídricos en el sudeste de Santa Fe, en donde se concentra la superficie de siembra.
“El productor suele sembrar por lo que pasó en la campaña anterior y cómo en el garbanzo venimos de una excelente campaña, lo más probable es que crezca algo más la superficie de siembra y se implanten unas 110.000 hectáreas. Es un 30% más que el ciclo anterior”, le contó a Clarín Rural Adrián Poletti, asesor y miembro de la comisión directiva de la Cámara de Legumbres de la República Argentina (Clera).
Hay pocos datos oficiales sobre la producción de legumbres en la Argentina. En el caso del garbanzo, la Bolsa de Cereales de Córdoba monitorea el cultivo porque tiene su zona núcleo en el norte cordobés, que concentra más del 70% de la cosecha argentina (el resto se produce, sobre todo, en Santiago del Estero, Tucumán y Salta).
En la última campaña (2016/17) se trillaron 140.000 toneladas de garbanzo en Córdoba y unas 190.000 toneladas a nivel nacional. “Las lluvias acompañaron el ciclo del cultivo y los brotes de rabia de garbanzo, lo enfermedad más complicada, aparecieron a último momento, cuando ya se estaba por cosechar”, contó Poletti, en diálogo con Clarín Rural.
El ingeniero Adrián Poletti es asesor y directivo de la Cámara de Legumbres de la República Argentina (Clera).
A pesar de que recién arranca la campaña, el especialista cree que los precios no se van a derrumbar, aunque probablemente no se mantengan en los niveles actuales. “Hay que esperar hasta la primavera para ver qué sucede con la India, el principal productor mundial”, explicó.
Las cotizaciones subieron este año porque este país enfrentó una grave sequía en las zonas productoras de la legumbre y también se perdió la cosecha canadiense y la de Etiopía (en este último caso también por la severa sequía en el Cuerno de Africa).
“La siembra arranca con buenas reservas de agua en el 40% del área que se siembra en Córdoba (también en Tucumán) y con la humedad ajustada en un 30% de la superficie. En Salta también vendría bien un poco más de agua”, reconoció Poletti.
Por el precio de la arveja, que oscila cerca de los U$S 180 por tonelada, será necesario lograr rindes de 2.800 kilos en campo propio para salir hecho.
La arveja, que sobre todo se implanta en el sudeste de Santa Fe y el nordeste de Buenos Aires, tiene su ventana de siembra ideal entre los últimos días de junio y hasta el 20 de julio. Se estima que este año la superficie oscilará entre las 80.000 y las 100.000 hectáreas.
Gabriel Prieto, especialista en legumbres del INTA Arroyo Seco (en Santa Fe), le explicó a Clarín Rural que el precio del cultivo -viene rondando los 180 dólares por tonelada- deja muy justo el margen del negocio.
“El rendimiento de equilibrio, para no perder plata, está en los 2.800 quintales por hectárea en campo propio y en 3.300 kilos en un lote arrendado. Son rendimientos que no siempre se pueden conseguir”, advirtió el experto del INTA.
En Juan Bernabé Molina, un pueblo del sur de Santa Fe (cercano a Rosario), el productor Martín Antonelli recuerda que los rindes habituales son de 2.500 kilos. “En las campañas muy buenas de arvejas se logran más de 3.000 o 3.500 kilos por hectárea”, precisó. Por eso cree que podría darse un leve repliegue en el área de siembra del cultivo.
En Arroyo Seco, Prieto suma una variable más para tomar en cuenta en el análisis. “Hay muchos productores que ya incorporaron la arveja dentro de su rotación, porque es un muy buen antecesor del maíz de segunda y tardío, y eso también puede incidir en que se mantenga el área de siembra, pero habrá que esperar hasta fines de julio para confirmarlo”, indicó.
En el garbanzo, se espera que la inversión tecnológica sea alta, por las buenas cotizaciones. En la arveja, en cambio, será más conservadora.
Con estos precios, es probable que la inversión tecnológica en el cultivo sea conservadora. “En este contexto no se si todos los productores van a aplicar el paquete tecnológico completo, con doble aplicación de fungicidas y fertilización foliar”, especuló Antonelli.
La arveja arrastra otra complicación: los costos elevados para procesar y transportar el cultivo. “El productor recibe el 50% del precio que paga el exportador, porque son muy altos los gastos de despacho, el flete y la carga impositiva”, reconoció Prieto.
Cómo un 60% de la producción argentina de arvejas va al mercado brasileño, aproximadamente, eso también encarece el flete (las arvejas hacen más de 1.200 kilómetros en camiones hasta ese destino).
Las lentejas, que casi exclusivamente se implantan en el sudeste de Santa Fe (cerca de Rosario) a mediados de junio, mantendrían su superficie esta campaña (entre 30.000 y 35.000 hectáreas).
“La totalidad de la producción se consume en el mercado interno. El problema es que no tenemos demasiadas variedades de semillas, a diferencia de la arveja. En las lentejas todavía se usan las que se desarrollaron en el INTA San Pedro hace unos 30 años”, planteó Prieto.

Antonelli agregó un problema más: los excesos hídricos. “Hay mucha agua en los lotes más bajos y también serias dificultades de transitabilidad en los caminos rurales”, concluyó el productor.