06/07/2015

Europa amenaza con bloquear exportaciones de soja y maíz argentinos

Una normativa en análisis habilitaría a los estados miembros a impedir la importación de transgénicos.

Por Redacción LAVOZ
Los estados miembros de la Unión Europea, cada uno por sí, podrían restringir en su territorio alimentos y forrajes genéticamente modificados (transgénicos), como la importación de harinas de soja, de las que la Argentina es el primer exportador mundial.

La controvertida iniciativa pertenece a la Comisión Europea, órgano ejecutivo de la UE, y avanza para su tratamiento por el Consejo y el Parlamento Europeo.

Según el análisis de los exportadores locales, la medida también podría afectar a las exportaciones de maíz y grano de soja, que actualmente se exportan en menor cuantía hacia ese destino.

Proyecto
La moción fue presentada en abril y ha suscitado rechazos internacionales, de varios de los propios países de la UE y de la Argentina por las consecuencias negativas que accarrearía. Hay que tomar en cuenta que un altísimo porcentaje de la producción es transgénica, como sucede con Estados Unidos, Brasil y otros productores mundiales.

Hasta ahora, la UE había admitido internamente que sus miembros podían en sus territorios autorizar, prohibir o restringir el cultivo de organismos genéticamente modificados (como la soja y el maíz), pero permitía la importación para consumo humano y animal. La nueva propuesta asestaría un golpe importante a las exportaciones argentinas.

Divisas
Según datos oficiales, en 2014 el principal importador de las harinas proteicas de soja de la Argentina fue Europa (30,8 por ciento del total exportado de ese producto), lo que equivalió al 18 por ciento de los ingresos aportados por el complejo oleaginoso (3.600 millones de dólares) y al cinco por ciento del total de las exportaciones del país.

Para el complejo local, la inusitada iniciativa de la Comisión Europea expresa “el proteccionismo latente del bloque comunitario y desecha las evidencias científicas y las evaluaciones de riesgo realizadas por el organismo de inocuidad alimentaria europeo (Efsa) para hacer prevalecer argumentos insólitos e intangibles, desde la moralidad y la seguridad públicas a la preservación de los vegetales”.

Protestas
La protesta no se hizo esperar y, a poco de conocerse la propuesta, Estados Unidos, Canadá, Brasil y la Argentina la cuestionaron oficialmente. Para Washington significa también un potente freno a las negociaciones con la UE sobre comercio e inversión, destinado a plasmarse en un tratado de intercambio.

Pero los reclamos surgieron, asimismo, en diversas organizaciones y países europeos, porque la virtual discrecionalidad para obstaculizar la importación de proteínas transgénicas provocaría aumentos de precios, quiebras masivas de empresas de la cadena alimentaria y forrajes, y de ganadería, ya que la UE depende en un 75 por ciento de esas importaciones para generar alimentos para su población, puntualizaron en su momento las tres poderosas entidades (Coceral, Fediol y Fefac) que reúnen compañías europeas de los sectores afectados.

Incluso, quince entidades representativas de la cadena agroalimentaria europea realizaron duras críticas a la iniciativa.