12/08/2011

El sostén continúa, pero también las dudas

 Tal como mencionáramos la semana pasada en esta misma columna, el contexto macroeconómico siguió presionando fuertemente las cotizaciones agrícolas, incluso a pesar del acuerdo al que habían llegado los bloques legislativos en Estados Unidos para evitar la cesación de pagos de la deuda.

Los mercados no lograron reaccionar ante esta medida y el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos tuvo que salir a anunciar que las tasas de interés se mantendrían en los niveles actuales durante un par de años más para tratar de incentivar la recuperación de la economía.

La Unión Europea aportó aún más a la incertidumbre generalizada entre los operadores, como así también a la debacle que se vivió en los mercados bursátiles. Rumores de quiebra de algunos bancos del viejo continente fomentaron este escenario negativo, el cual llevó a que los inversores sigan apostándole al oro como el destino más seguro de sus fondos, llevando al metal precioso a batir nuevos récords.

En medio de todo esto, las cotizaciones pudieron darse un respiro a partir del aire fresco que aportó la publicación del informe mensual del Departamento de Agricultura estadounidense. El mismo resultó alcista mayormente para la soja y el maíz, gracias a la reducción en las estimaciones de producción de ambos cultivos para el ciclo 2011/2012. Se recortaron los rindes previstos más de lo que descontaba el mercado, pero también se ajustaron negativamente las proyecciones del área a cosechar. Si bien se redujo al mismo tiempo la demanda esperada –y habría un mayor acarreo inicial de mercadería– los stocks finales de la nueva campaña sufrieron una caída neta que le dio impulso a los precios en Chicago.

Concretamente, en soja, la superficie cosechada en Estados Unidos caería unas 200 mil hectáreas respecto a lo estimado hasta el mes anterior. En paralelo, los rindes previstos por el Usda se redujeron en casi un cinco por ciento tras incorporar el efecto que tuvieron las elevadas temperaturas del último tiempo, dejando el promedio nacional en 27,8 quintales por hectárea. La merma productiva respecto al informe precedente resultó ser al final de unas 4,6 millones de toneladas. Por el lado del maíz, en tanto, los ajustes en las cifras estuvieron casi a la par que en el caso de la oleaginosa, cayendo un dos por ciento los rindes y más de un cuatro por ciento la producción que se anticipaba en julio.

Como se observa, el entorno fundamental de los principales cultivos sigue presentándose favorable para las cotizaciones y podría seguir aportándole sustento a los mercados, locales e internacionales. Pero, reiteramos la necesidad de ser cautelosos en la toma de decisiones dado que el escenario macro sigue dominado por la incertidumbre y esto podría terminar debilitando cualquier soporte en la formación de precios.. Leandro Gorrin.