El agro argentino, en búsqueda de su competitividad sistémica
Por: Bernardo C. Piazzardi (*)
El productor argentino es de un alto nivel de profesionalismo empresarial y queda clara la necesidad de que esa eficiencia "privada" tenga un correlato en el entorno institucional y en las organizaciones "públicas"; sólo de esa manera la eficiencia se transformará en competitividad sistémica. Ésta es una de las conclusiones a la que arriba la Encuesta sobre las Necesidades del Productor Agropecuario"(ENPA), elaborada por el Centro de Agronegocios de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral (CEA).
La ENPA se fija como objetivo principal comprender las preferencias subyacentes en las decisiones empresariales de los productores. Pero también indaga y brinda información estratégica sobre caracterización del productor, sus procesos decisorios de compras y de ventas, sus expectativas a futuro, sus fuentes de información, su crecimiento a futuro y su rol social, entre otros temas.
El perfil de los encuestados marca un productor joven, de 48 años promedio para todo el universo de las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba. También se destaca su alto nivel de formación; el 37% de los encuestados son graduados universitarios. Estos dos atributos, juventud y preparación, ponen al productor argentino en ventaja respecto de otros países productores. También su alto compromiso con el futuro de la actividad productiva destaca a los argentinos, ya que en su mayoría han respondido ser optimistas respecto del futuro de la producción agropecuaria de la Argentina.
Un aporte valioso de esta encuesta es permitir conocer sobre el futuro de la actividad agropecuaria ya que varias de las preguntas obligan al productor a hacer un ejercicio de prospectiva a 5 años. Una de estas, sobre el mediano plazo, brinda información sobre las actividades que desarrollarán los productores a 5 años.
La conclusión más importante pasa por la alta expectativa de crecimiento de todos los productores y en todas las actividades. Cuando se analizan los resultados por actividad se advierte fuerte expectativa de crecimiento para actividades como la producción porcina. También es interesante destacar que la producción de soja es una de las actividades con menor expectativa de crecimiento por parte de los productores a futuro.
Cuando los productores fueron consultados sobre los desafíos de gestión que debían enfrentar a futuro, sus respuestas fueron contundentes, su principal desafío de gestión para los próximos 5 años pasa por "sobrevivir al entorno". Es aquí donde parece que el sistema agropecuario argentino debe trabajar. Es en estos aspectos donde son necesarias mejoras para acceder a la denominada competitividad sistémica. Parafraseando a Ronald Coase, premio nobel de economía y referente de la denominada "Nueva Economía Institucional", se ve que el nivel de costos de transacción depende de las instituciones de un país. Existe una gran oportunidad para la Argentina: mejorar estos aspectos a través de un proceso de planeamiento estratégico público privado que apunte a mayor competitividad sistémica, esto se impone como una condición para lograr esa competitividad. Las dimensiones no sólo económico técnicas productivas son las que se deberán tener en cuenta, sino que las ambientales, sociales e institucionales también deben ser consideradas.
El 27 de noviembre, en Rosario, con la participación de especialistas de nuestro país, pero también del Uruguay y de los Estados Unidos, además de hacerse públicos los resultados de la ENPA, se discutirán todos estos temas que son de carácter estratégico para nuestra nación. Claro está que un sistema agroalimentario argentino más competitivo no sólo redundará en la robustez del agro y sus agentes vinculados, sino en el bienestar de todos los habitantes de nuestra del país.
(*) Profesor de la Universidad Austral