16/04/2012

Alerta roja en el mercado de soja

 La caída de la oferta global es mayor a la prevista. Por Pablo Adreani | Para LA NACION

Luego del informe del USDA de esta semana, los mercados van tomando conciencia de que las pérdidas en la producción de los principales países de América del Sur, como consecuencia de la sequía, han sido mucho mayores a las estimaciones iniciales. En términos globales, la producción mundial de soja de la campaña 2011/2012 se ha reducido en 24 millones de toneladas respecto de la cosecha 2010/2011. Para la campaña actual, el USDA estima ahora una producción mundial de 240,15 millones de toneladas, contra los 264,22 millones de toneladas anteriores. En esta misma columna habíamos anticipado tal magnitud de pérdidas e incluso hoy no se descarta que puedan ser aún mayores.

El principal factor de incertidumbre hoy es el volumen de producción de soja de la Argentina. Mientras el USDA estima ahora 45 millones de toneladas (46,5 millones el mes anterior), algunas fuentes privadas están proyectando un rango de 40 a 42 mill/t. Existe un gran abanico de rindes de soja de primera, pero en todos los casos se trata de realidades sumamente pesimistas.

Hay un mosaico de rindes, por caso en sojas de primera, de 1000 kilos por hectárea en zonas donde el rinde normal es 4000 kilos, o rindes de 1500 kg en zonas de habitualmente es de 3000 kg. Así, se está mostrando un promedio de rendimientos con mas del 50% de merma contra un año normal. Esto solo puede ser compensando con un excelente nivel de rindes en las sojas de segunda.

El análisis de AgriPac muestra que, si consideramos un 10% de pérdida de superficie cosechada (1,89 millones de hectáreas) y una caída del rinde promedio país del 15% respecto del rinde de la campaña anterior (2400 kg/ha proyectado cosecha actual versus 2800 kg/ha del año anterior), la producción de soja podría llegar a los 40,8 mill/t.

Mas allá de las discrepancias que pueda haber acerca del volumen final de producción, que en estos momentos es muy difícil de confirmar, lo concreto es que, la producción de Sudamérica en general y de la Argentina en particular, estará muy por debajo de las expectativas iniciales. En años como los actuales, el productor percibe que la demanda deberá hacer un gran esfuerzo (mejorar el precio) para poder captar volumen de soja disponible, que tendrá una ventana de oferta muy limitada y restringida.

La soja que hoy no pueda comprar una aceitera, el productor la manda directo al silo bolsa y recién aparecerá en el mercado a partir del segundo semestre e incluso en el último trimestre del año. La mejora en el precio de la soja, que ha llegado a valores impensados como consecuencia directa de la pérdida de 24 millones de toneladas en el balance global, hizo que el jueves pasado el disponible se cotizara a US$ 348 por tonelada. Sin embargo, en la psicología del mercado el valor ya están en US$ 350 como piso.

Ningún productor va a vender por debajo de los US$ 350 por tonelada, pues lo que se consideraba una fantasía es hoy una realidad. Además, a los precios actuales, el productor necesita vender menos volumen para cubrir sus compromisos previamente asumidos. En el colectivo imaginario y por la retracción en la oferta que siempre se produce en mercados en crisis, hay que considerar que la oferta real en el mercado se comportará como si la producción fuera de 35 mill./t, más allá de que fuera en la realidad de 40 o de 45 millones.

Si esto es así, el mercado podrá sentir efectos explosivos en los precios en las próximas semanas, cuando la exportación no encuentre el físico y sus nervios aumenten en proporción geométrica a la falta de oferta. El productor podrá tomar ventaja de esta necesidad extra de las aceiteras, exigiendo a cambio no solamente un mejor precio, sino pidiendo a cambio logística, la palabra "mágica". Por ejemplo, que le compren maíz o le den cupos inmediatos para descargar tanto soja como maíz.

Ante este escenario estamos previendo una situación donde la liquidación de divisas tendrá un menor ritmo que el normal, y se podría llegar al extremo que en plena cosecha de soja los exportadores y las aceiteras no puedan liquidar divisas al no tener como contraparte la oferta en el mercado disponible. Como una forma de amortiguar este efecto "no deseado" que se producirá en el mercado, el Gobierno tiene todavía en su poder la bala de plata. Liberar las exportaciones de trigo y de maíz en forma total y en 24 horas, sin preámbulos ni análisis ideológicos, ir a lo pragmático, si hacen faltan dólares ahí están, los tienen los productores de trigo y de maíz, no sólo los de soja.