12/03/2012

Transferencias, más allá de la sequía

 OpinióN. Por Juan Manuel Garzón | Para LA NACION


El infortunio climático, cuyos efectos finales están todavía por verse, se desarrolló sobre un escenario en materia de rentabilidad que ya no es el que era. El excedente de explotación se ha deteriorado sensiblemente en los últimos años.

Un establecimiento ubicado en la región pampeana, que trabaja 500 hectáreas propias, asigna el 60% de la tierra a soja de primera, el 20% al maíz y el 20% restante al tándem trigo/soja de segunda -y que logra muy buenos rindes (33 qq de soja)- generará un excedente neto (antes del impuesto a las ganancias) de aproximadamente $ 1986 por hectárea en esta campaña. En la campaña 2003/2004 este mismo establecimiento aspiraba a $ 3847 la hectárea (a pesos de hoy). Es decir, entre estas campañas los márgenes teóricos se han reducido un 48%.

Lo notable es que los granos cotizan en el mercado interno, y en el mundo, bastante más que antes. La soja mayo 2012 vale un 43% más que la soja de mayo del 2004; en el maíz la diferencia es aún mayor (cercana al 80%).

El deterioro de los márgenes de explotación tiene raíces macroeconómicas. La Argentina ha tenido y tiene una importante inflación interna en dólares. Pero hay también razones más propias y específicas del sector.

Por el lado de las externas, el encarecimiento en el plano internacional de algunos insumos, como el caso de los agroquímicos. En el frente local, la mayor intervención del Gobierno en el mercado de las commodities . En la campaña 2003/2004 la soja pagaba 23% de derechos de exportación y actualmente paga 35%. El trigo pagaba 20% y ahora paga 23%. Otro de los factores que influye está asociado a la menor libertad de mercado en la exportación de cereales.

DISMINUCIÓN

La combinación de impuestos y restricciones a la exportación disminuye la rentabilidad de la actividad. La magnitud de este efecto negativo puede cuantificarse y expresarse en términos del excedente neto de explotación: se puede plantear como una sobre-alícuota impositiva -no formalizada- que paga el sector sobre sus ganancias.

De acuerdo con estimaciones, en la campaña 2003/2004 los derechos de exportación que pagaba un establecimiento como el de referencia eran equiparables a una sobre-alícuota de 24 puntos porcentuales en el impuesto a las ganancias. Si al porcentaje anterior se le agregan los 35 puntos del impuesto a las ganancias (sociedades), se llega a que el 59,1% del excedente neto de explotación se transfería al Estado en concepto de ambos impuestos. Es decir, hubiese sido indiferente para el productor si en aquella campaña el Gobierno eliminaba los derechos de exportación y, paralelamente, elevaba la alícuota del impuesto a las ganancias al 59,1%.

En la campaña 2011/2012, para este mismo establecimiento, los derechos de exportación y las restricciones a la exportación de cereales serán equivalentes a una sobrealícuota de 37,3 puntos porcentuales. De este total, 32,6 puntos corresponden a los derechos de exportación, y 4,7 puntos corresponden a las restricciones a la exportación. En conjunto con el impuesto a las ganancias, la transferencia se llega al 72,3% del excedente neto de explotación.

Nótese que en estos cálculos no se incluyen otras obligaciones impositivas que recaen sobre la actividad.

En síntesis, un productor si ha tenido fortuna, podrá esquivar la sequía en esta campaña 2011/2012. Lo que no podrá evitar es ceder (básicamente al Fisco) casi 3 de los 4 pesos que generará con su esfuerzo y afrontando todos los riesgos de la actividad.

El autor es economista jefe del Ieral de la Fundación Mediterránea.