05/06/2012

Granos y demás: en las puertas de la rebelión impositiva

Las cuentas fiscales están en rojo y la desesperación del Gobierno se plasma en comportamientos irresponsablemente infantiles.AGROSITIO

Tal como lo habíamos previsto meses atrás, el cuadro de presión impositiva sigue creciendo.

Temeroso de intentar un nuevo incremento en las alícuotas de los derechos de exportación, el Gobierno transita por la vía de las provincias, con Buenos Aires como primer bastión en este recorrido impositivo.

Ahora es el revalúo de las tierras de esta provincia. Se trata de la valuación general inmobiliaria de la tierra libre de mejoras en las Plantas Rural y Sub-rural, es decir los valores unitarios básicos por unidad de superficie, respecto al suelo óptimo determinado por la Agencia de Recaudación de la Provincia de Buenos Aires (ARBA) para las distintas Circunscripciones que componen cada Partido provincial.

De esta forma, el valor óptimo de un campo en Arrecifes, por ejemplo, ahora sería de alrededor de u$s 11.500.- y el de Chacabuco u$s 14.300.- ¿Qué les parece?

En este nuevo encuadre, el impuesto inmobiliario deberá crecer abruptamente. Y lo que es peor, también lo hará el Impuesto a los Bienes Personales y el de Ganancia Mínima Presunta.

Lo curioso es que, al revaluar las tierras, gran parte de los recursos obtenidos serán para el Gobierno Nacional ya que no sólo crece el inmobiliario.

De esta forma, sigue en curso el proceso de concentración de poder por parte del Ejecutivo Nacional.

Esta suerte de manotazo de ahogado se explica por la dificultad del Gobierno de financiar un gasto público que no para de crecer. Porque señores: desde el año 2009 no hay más ni superávit fiscal ni superávit comercial.

Las cuentas fiscales están en rojo y la desesperación del Gobierno por las cuentas comerciales se plasma en la infantil estrategia de sustituir importaciones, o directamente de prohibirlas.

Es un gasto que responde a las necesidades de financiar los nuevos jubilados provenientes de la estatización de las AFJP, los servicios públicos y, en general, al régimen de subsidios discrecional e inequitativo.

Por ello, el actual es el más elevado nivel de presión tributaria de toda nuestra historia.

El gráfico que sigue permite ver, por ejemplo, cómo ha evolucionado tal presión en los últimos años. Se trata de la presión sobre el Producto Bruto.

De acuerdo a éste, ha crecido, a nivel nacional, cerca de un 70%. Algo impresionante.

Y a nivel Provincial, el alza llega a 48%.

Y está claro que el Nacional se lleva la más grande tajada, y en forma creciente respecto al otro.


Acá se ve claramente: se trata de una estructura impositiva fuertemente concentrada en la Nación. Con impuestos distorsivos y no coparticipables con las provincias.

En el primer lugar de los impuestos distorsivos, están los derechos de exportación que, hoy por hoy, carecen de todo sustento ya que el dólar de presente nada tiene que ver con el de la época cuando se implementaron.

La realidad actual es que el valor del dólar en términos reales es similar a que había durante la convertibilidad. Pero algo importante, la pone en peor condición. Los insumos se cotizan en un dólar muy superior.

Las puertas para un nuevo y peligroso ambiente de rebelión impositiva se han abierto.