Para el titular de la entidad, en campos arrendados, sin contratos para el mediano y el largo plazo, "es difícil salir" del cultivo de mayor renta. Fernando Bertello | LA NACION

Sin dudas, el fuerte desarrollo que tuvo la siembra directa en la Argentina hizo que la agricultura de hoy sea mucho más sustentable de lo que era por lo menos 20 años atrás, cuando predominaban las labranzas y la erosión de los suelos acechaba. Sin embargo, para muchos, hay que seguir dando más pasos, con el norte puesto en la certificación de lo que se hace tranqueras adentro, buenas prácticas agrícolas, protocolos, indicadores, gestión ambiental, una mayor intensidad en las rotaciones y ampliando las fronteras del conocimiento. A los 56 años, César Belloso es el nuevo presidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), y es un convencido de que hay mucho más por hacer. Pero también sabe que hay luces de alerta encendidas y reconoce, entre otras, la presión impositiva sobre el sector, las limitaciones en la exportación, y la falta de alquileres a largo plazo que permita "un horizonte" para la planificación con rotaciones de cultivos. Belloso es un productor y profesional reconocido en el sector. ingeniero agrónomo de la Universidad de Buenos Aires (UBA), participó de la génesis de Aapresid, la fundación del semillero Don Mario, la creación de Bioceres y hasta de la empresa de monitoreo y asesoramiento Agritest, entre otras acciones. En Pergamino, donde es miembro de una regional de la entidad, también forma el Centro Providencia, integrante de la Red Conin. Aapresid tiene hoy 1500 socios.

- ¿Cuál es el objetivo de la entidad con su elección como presidente?

-La misión de Aapresid es el rumbo. Impulsar el sistema de siembra directa para alcanzar una actividad agropecuaria sustentable económica, ambiental y socialmente, basada en la innovación tecnológica, organizacional e institucional, asumiendo el compromiso de interactuar con las organizaciones públicas y privadas, para lograr un desarrollo integral de la Nación.

- ¿Qué lugar le va a seguir dando la entidad a la agricultura certificada (AC)?

-La AC es un programa con una base técnica muy sólida y estaremos dedicando el mayor esfuerzo a su posicionamiento como un sistema de gestión de calidad ambiental y productivo, en la evolución de la siembra directa. La implementación de un sistema de gestión de calidad ambiental y productivo implica no sólo buenas prácticas agrícolas (BPA); también un protocolo de uso, medición y registro de indicadores de gestión ambiental, con foco en el recurso suelo. El objetivo es producir más y, simultáneamente, conservar e incluso mejorar el ambiente, con una certificación externa que da transparencia al sistema hacia la comunidad. En agricultura certificada, hoy entre los campos ya certificados y los que están en proceso hay 120.000 hectáreas. Y son más de 100 productores. El gran desafío es la masificación de la agricultura certificada.

También pensamos darle mayor énfasis a la Prospectiva Aapresid, que en su origen era el tanque de pensamiento de la institución. Prospectiva es la visión de pensar en la innovación como una respuesta positiva a los problemas.

Además, con el programa Chacras lo que tenemos como innovador es la visión de implementar evaluaciones de mediano a largo plazo en ambientes de siembra directa con una visión académico-científica para permitir desarrollar nuevas rotaciones y paquetes tecnológicos. Hoy Aapresid tiene Chacras en Corrientes, Neuquén, Inriville, la cuenca media del río Negro, Chaco y Pergamino.

- ¿La actual manera de hacerse la agricultura argentina es sustentable?

-Hoy hablamos de la sustentabilidad como algo relativo, no absoluto. Entonces, al ser relativo, hoy podríamos decir que la agricultura es más sustentable que la de hace 20 años con labranzas y erosión. Pero desde Aapresid consideramos que esa sustentabilidad es mejorable, con un sistema de gestión de calidad y ambiental como la agricultura certificada y buenas prácticas, rotaciones de cultivos, gramíneas que aporten carbono, medición de indicadores y fertilización balanceada. Muchas de las limitantes no están dadas porque el productor desconozca estas prácticas, sino por las restricciones en lo comercial para su implementación o de política agropecuaria.

- ¿Cuál es su visión sobre la rentabilidad de las empresas agropecuarias?

-Los precios sostenidos permiten atenuar el impacto negativo de la caída del rendimiento de la cosecha. Los costos, donde se incluye el arrendamiento, han seguido escalando y la rentabilidad está comprometida no sólo para ésta, sino para la próxima campaña. La incertidumbre del sostenimiento de precios actuales y las diferentes restricciones comerciales que tienen cultivos hacen más difícil pensar en búsqueda de alternativas y es seguro de quebranto para muchas zonas productivas.

- ¿Cómo ve los precios de los alquileres?

-Con valores crecientes, está marcando que la demanda supera a la oferta y esto aumenta el riesgo del negocio. El sistema actual de alquileres impide realizar contratos de largo plazo que permitan dar horizonte para una planificación con rotación de cultivos, fertilización balanceada, etcétera, con un aporte al aumento y/o sostenimiento de la potencialidad productiva. En nuestro "Un productor en acción", en la Regional Pergamino, pudimos mostrar resultados de más de 10 años de resultado económico de aproximadamente US$ 100 por hectárea superior en soja sobre campo rotado que en soja continua. En campo propio es ganar/ganar. En campo arrendado, si no hay mediano plazo y un sistema de alquiler que permita la planificación, es muy difícil salir del cultivo que me dé la mayor rentabilidad en ambientes degradándose.

- ¿Qué evaluación hace del desempeño del Gobierno hacia el sector?

-Siempre trabajamos con la idea de la interacción pública-privada y tenemos ejemplos, como el INTA con Chacras, con el Conicet a través de la generación de Bioceres y el trabajo para formar Indear. También está el programa de Biospas (biología de suelo y producción agraria sustentable). Además, hemos participado en una forma crítica en su implementación en el PEA, que es un aspecto positivo. Entiendo que ahí está el qué, pero para lograr un volumen de producción de 160 millones de toneladas el cómo sigue siendo el desafío. Ahí vemos incoherencias con lo que se puede llegar a hacer, ya que hay restricciones en infraestructura, logística, puertos, limitación en la exportación de productos.

- ¿Cómo influye la presión impositiva?

-Hoy tenés precios internacionales excepcionales, atenuados por las retenciones. Desde la parte impositiva, está claro que no es sólo un problema del sector, sino de la visión del paquete impositivo en general. La Argentina es un gran parche impositivo y el sector está particularmente perjudicado, con retenciones independientemente de lo que produzcas e impuestos que te afectan directamente, porque un aumento en el inmobiliario te va a afectar también en bienes personales y en la ganancia mínima presunta.

UN CONGRESO CON MÁS DE 100 TALLERES

Entre el 8 y el 10 de agosto próximo, Aapresid realizará en Rosario su XX Congreso, con un lema llamativo: 20 veces Sí. "Va a ser un hito para la institución, porque representa la visión retrospectiva de todo lo que se hizo durante estos años y queremos utilizarlo como trampolín para los próximos 20 años", señaló el presidente de la entidad, César Belloso. Además de conferencias plenarias, el encuentro se destacará por contar con más de 100 talleres para que productores y asesores se anoten en el que más necesiten. Entre los temas habrá desde protección de cultivos, malezas, nutrición hasta empresas familiares, entre otros.

CESAR BELLOSO

Presidente de Aapresid

Profesión: Ingeniero agrónomo

Edad: 56 años

César Belloso participó de los inicios de la entidad y de la fundación, entre otros emprendimientos importantes, del semillero Don Mario de Chacabuco y de Bioceres SA. Es un entusiasta de la siembra directa y de las oportunidades que brinda el sistema de agricultura certificada.